Con horizonte a 2024:
Análisis de Eva Cervera, parte I
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Análisis de Eva Cervera, parte I
La estrategia Nacional de Seguridad y Defensa Chilena
LUNES 16 DE JULIO DE 2012 08:47
Eva Cervera
El Gobierno de Chile elaboró y está revisando una estrategia nacional de seguridad y defensa hasta 2024 como parte de un esfuerzo de ordenar y clarificar los esfuerzos de seguridad del país. Su lectura deja en evidencia preocupación por enfrentar en forma coordinada y coherente sus desafíos en este campo. Es la primera vez que un país iberoamericano acomete esta tarea.
Chile, al igual que los países de Europa, Estados Unidos y Australia reconoce que los límites tradicionales de los desafíos de seguridad en el mundo globalizado son difusos y debe enfrentarlos con todos los instrumentos disponibles. Por ello está dispuesto a complementar las capacidades de las fuerzas policiales y de defensa y optimizar el uso de los recursos disponibles, algo perfectamente factible si se definen claramente los roles de las instituciones y se establece un liderazgo que es el propósito del documento elaborado. La Estrategia se convertirá en una pieza clave en la financiación de las capacidades de las Fuerzas Armadas y de las adquisiciones de equipamiento, considerando que allí se discute una nueva ley al respecto para remplazar a la llamada Ley del Cobre.
Durante buena parte del siglo XX, Chile se caracterizó por ser un país de estatura internacional acotada, con una economía cerrada y **** exportadora, y un horizonte estratégico circunscrito a la interacción con sus vecinos y algunos otros actores regionales. No se requería una estrategia de seguridad, porque los desafíos tendían a coincidir, estando la política de presidida por hipótesis de conflicto que tenían connotación sólo para las Fuerzas Armadas. La modalidad de respuesta fue la disuasión y una escasa cooperación internacional. Excepto por los libros de la Defensa Nacional, cuya tercera versión fue publicada en enero de 2010, apenas realizó el intercambio de ideas para resolver qué políticas de seguridad y defensa necesita en el umbral del desarrollo. Además, en sus escenarios variados fenómenos han ampliado la agenda, constituyéndose en retos para todos los estados.
En Chile, con una estatura internacional acrecentada, una economía abierta al mundo y un horizonte estratégico con desafíos transnacionales, tienen mayor relevancia las garantías para el flujo de su comercio internacional; la estabilidad política en las zonas de su interés; el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado; la vulnerabilidad energética y la presión sobre los recursos naturales. La cooperación emerge con fuerza cuando los estados ven disminuida su capacidad individual para resolver problemas externos y también internos. El Gobierno estimó necesario elaborar una Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa (ENSYD) que oriente y coordine comprehensivamente la acción de distintos organismos e instituciones nacionales. Estrategias similares a ésta de países con mayor trayectoria en la materia se tuvieron como referencia.
Es la expresión política y la respuesta del Estado a los desafíos de seguridad previsibles en el contexto nacional e internacional entre los años 2012 y 2024. El propósito es que la sociedad civil se informe y respalde las determinaciones que se adopten en materias de seguridad y defensa y que las conozca la comunidad internacional en aras de la cooperación. Establece una visión común entre los sectores del Estado para actuar integradamente respecto a la seguridad del país y orienta la articulación y coordinación de las políticas públicas sectoriales para evitar riesgos, anticipar amenazas, enfrentar situaciones y sucesos conflictivos o que causen graves daños.
Establecerá las capacidades estratégicas que las Fuerzas Armadas requieren, como elemento fundamental del modelo de presupuesto plurianual de financiación del Plan de Desarrollo, reordenará verticalmente la planificación de la defensa e introducirá transparencia para mejorar el control público de las inversiones en el sector. Será sometida a revisión cada cuatro años, teniendo siempre una proyección de futuro de a lo menos doce.
Para la formulación se tuvieron presente los siguientes criterios: protección de las personas, incluida la de chilenos en el exterior; correlación entre seguridad y desarrollo; complementariedad entre seguridad y defensa; cooperación internacional como imperativo; y la seguridad como política pública. No se elimina la diferenciación entre seguridad y defensa, sino que las concibe de manera más flexible, buscando la complementariedad entre las capacidades y competencias que poseen las instituciones. La formulación de la ENSYD constituye un hito en la planificación de la seguridad del país. Al explicitarse los intereses, el entorno internacional y el nacional y los desafíos previsibles se hace posible proporcionar orientaciones políticas para establecer las capacidades estratégicas, que desarrollarán la fuerza militar. Se integra así la defensa a una acción general del Estado para la seguridad del país.
LA ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD Y DEFENSA
Chile es un país de tamaño medio en el umbral del desarrollo, con amplios, complejos y diversos territorios y espacios oceánicos, distantes de los centros económicos y políticos del mundo. Posee baja densidad de población. Son de destacar las siguientes características:
1. Sistema político democrático.
2. Alto capital institucional: el desempeño de las instituciones públicas en relación con la eficiencia gubernamental, la calidad regulatoria, la rendición de cuentas y el control de la corrupción se sitúan en un óptimo nivel dentro de Iberoamérica y en niveles competitivos en el contexto de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo). Parte importante es la alta valoración social de que gozan las Fuerzas Armadas y las del orden y seguridad pública.
3. Identidad nacional aglutinadora, producto del patrón de formación de su pueblo, experiencia histórica, singular medio geográfico, acervo cultural y tradiciones.
4. Territorio con variada y extensa geografía, diferenciación climatológica, rica biodiversidad y abundantes recursos naturales, destacando la minería y con relevancia de los silvo-agropecuarios y los de la Zona Económica Exclusiva y la plataforma continental. Dispone de cuantiosos recursos hídricos y reservas naturales de agua con desigual distribución y baja capacidad de almacenamiento. Enfrenta un importante desafío de desarrollo y seguridad relacionado con la matriz energética, siendo fuertemente dependiente de importaciones de gas y petróleo. El crecimiento económico duplicará la demanda de energía eléctrica en los próximos 12 años, agrabando la vulnerabilidad.
5. Economía que impulsa al desarrollo basada en el mercado de forma abierta y exportadora, capaz de atraer capitales internacionales y de generar inversiones chilenas en el extranjero. En los últimos 20 años, Chile ha crecido a un promedio de 5,03 por ciento y en 2011 alcanzó un PIB histórico de 259.603 millones de dólares, con un ingreso per cápita de 16.723 dólares, exportando 80.568,3 millones y presentando una balanza comercial positiva de 15.855. Podría alcanzar el pleno desarrollo en el periodo que cubre la ENSYD, pero mantiene niveles de desigualdad social que afectan a algunos de los indicadores.
Tiene aspiraciones precisas respecto de su futuro, particularmente en relación con su desarrollo, calidad de vida y cohesión de la sociedad, inserción internacional y necesidad de integración física y social de su territorio, así como la del país con la región:
1. Pretende transformarse en un país desarrollado, con crecimiento económico sostenido por la acción de un sector privado emprendedor, ambiental y socialmente responsable. Precisa contar con disponibilidad energética.
2. Igualdad de oportunidades, por la cohesión social.
3. Territorialmente integrado, superando las dificultades que enfrentan determinadas zonas que presentan problemas de conectividad física. Se intenta generar incentivos para aumentar su densidad de población y con ello fortalecer la seguridad.
4. Integración en la región y en sus áreas de interés, con énfasis en Argentina, Brasil y los miembros de la Alianza del Pacífico (Perú, Colombia y México). Aspira a que se superen las diferencias, ser una importante plataforma de conexión con Asia–Pacífico, robustecer más los vínculos con Norteamérica, especialmente Estados Unidos y perfeccionar su asociación con la Unión Europea (UE). La cooperación con Centroamérica debe ser retomada.
5. Nación segura.
A efectos de la ENSYD, hay tres dimensiones:
1. Soberanía: es básica, particularmente en cómo ejerce sus derechos sobre el territorio nacional, con los siguientes intereses: ejercicio efectivo de la soberanía, jurisdicción y control en los espacios terrestres, marítimos, aéreos e insulares; presencia activa en el territorio antártico y el mantenimiento del sistema del Tratado Antártico; y preservación de la cohesión social y de la identidad nacional.
2. Prosperidad, con la meta de alcanzar el desarrollo durante el tiempo cubierto por la Estrategia, con avances en el desarrollo sostenido, armónico, sustentable y equitativo; economía social de mercado basada en el emprendimiento, el conocimiento y la innovación; flujo de bienes y de servicios libre y seguro; y satisfacción de las necesidades energéticas.
3. Seguridad: busca satisfacer los intereses en el ámbito de la soberanía y de la prosperidad sin constituir una amenaza para nadie y aspira a que los riesgos y amenazas no interfieran sus objetivos nacionales. Buscará la seguridad por medio de la cooperación internacional, aunque reservándose el derecho a la legítima defensa. Constituye un interés en sí que la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado no degraden la gobernabilidad del país. Los intereses específicos son la protección de las personas frente a amenazas transnacionales, catástrofes y pandemias y de la población, territorio y recursos con énfasis en áreas de importancia geoestratégica.
El Norte Grande del país constituye una de las zonas de especial valoración por su posición geográfica y significación para el desarrollo, con frontera con tres países, que lo vinculan en forma privilegiada con las grandes rutas comerciales de la subregión centro-Oeste de Sudamérica. Los puertos del Norte grande tienen un rol para el crecimiento y un gran potencial como parte del sistema de corredores bioceánicos para el comercio con el Asia–Pacífico. Esto dificulta el control sobre el flujo de personas, bienes y servicios, traduciéndose en un aumento de la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y el contrabando. Los vastos recursos de esa región, especialmente mineros, son una fuente vital de riqueza. Allí se aprecia la estrecha vinculación entre desarrollo, seguridad y defensa.
La zona austral se caracteriza por su fragmentación geográfica, con potencial ligado a los recursos de agua dulce, riqueza turística, forestal y ganadera, el valor de los espacios y ubicación próxima a los pasos interoceánicos, sumada a su proximidad y proyección a la Antártida. Tanto por su distancia al centro político y económico del país, como por su baja densidad de población, requiere especiales medidas de seguridad y es un escenario propicio para la cooperación bilateral en el marco de una asociación estratégica, que requiere la recuperación de infraestructuras críticas de transporte, telecomunicaciones, energía y otros servicios vitales frente a graves daños; el fortalecimiento de la cooperación internacional y la relevancia internacional.
LUNES 16 DE JULIO DE 2012 08:47
Eva Cervera
El Gobierno de Chile elaboró y está revisando una estrategia nacional de seguridad y defensa hasta 2024 como parte de un esfuerzo de ordenar y clarificar los esfuerzos de seguridad del país. Su lectura deja en evidencia preocupación por enfrentar en forma coordinada y coherente sus desafíos en este campo. Es la primera vez que un país iberoamericano acomete esta tarea.
Chile, al igual que los países de Europa, Estados Unidos y Australia reconoce que los límites tradicionales de los desafíos de seguridad en el mundo globalizado son difusos y debe enfrentarlos con todos los instrumentos disponibles. Por ello está dispuesto a complementar las capacidades de las fuerzas policiales y de defensa y optimizar el uso de los recursos disponibles, algo perfectamente factible si se definen claramente los roles de las instituciones y se establece un liderazgo que es el propósito del documento elaborado. La Estrategia se convertirá en una pieza clave en la financiación de las capacidades de las Fuerzas Armadas y de las adquisiciones de equipamiento, considerando que allí se discute una nueva ley al respecto para remplazar a la llamada Ley del Cobre.
Durante buena parte del siglo XX, Chile se caracterizó por ser un país de estatura internacional acotada, con una economía cerrada y **** exportadora, y un horizonte estratégico circunscrito a la interacción con sus vecinos y algunos otros actores regionales. No se requería una estrategia de seguridad, porque los desafíos tendían a coincidir, estando la política de presidida por hipótesis de conflicto que tenían connotación sólo para las Fuerzas Armadas. La modalidad de respuesta fue la disuasión y una escasa cooperación internacional. Excepto por los libros de la Defensa Nacional, cuya tercera versión fue publicada en enero de 2010, apenas realizó el intercambio de ideas para resolver qué políticas de seguridad y defensa necesita en el umbral del desarrollo. Además, en sus escenarios variados fenómenos han ampliado la agenda, constituyéndose en retos para todos los estados.
En Chile, con una estatura internacional acrecentada, una economía abierta al mundo y un horizonte estratégico con desafíos transnacionales, tienen mayor relevancia las garantías para el flujo de su comercio internacional; la estabilidad política en las zonas de su interés; el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado; la vulnerabilidad energética y la presión sobre los recursos naturales. La cooperación emerge con fuerza cuando los estados ven disminuida su capacidad individual para resolver problemas externos y también internos. El Gobierno estimó necesario elaborar una Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa (ENSYD) que oriente y coordine comprehensivamente la acción de distintos organismos e instituciones nacionales. Estrategias similares a ésta de países con mayor trayectoria en la materia se tuvieron como referencia.
Es la expresión política y la respuesta del Estado a los desafíos de seguridad previsibles en el contexto nacional e internacional entre los años 2012 y 2024. El propósito es que la sociedad civil se informe y respalde las determinaciones que se adopten en materias de seguridad y defensa y que las conozca la comunidad internacional en aras de la cooperación. Establece una visión común entre los sectores del Estado para actuar integradamente respecto a la seguridad del país y orienta la articulación y coordinación de las políticas públicas sectoriales para evitar riesgos, anticipar amenazas, enfrentar situaciones y sucesos conflictivos o que causen graves daños.
Establecerá las capacidades estratégicas que las Fuerzas Armadas requieren, como elemento fundamental del modelo de presupuesto plurianual de financiación del Plan de Desarrollo, reordenará verticalmente la planificación de la defensa e introducirá transparencia para mejorar el control público de las inversiones en el sector. Será sometida a revisión cada cuatro años, teniendo siempre una proyección de futuro de a lo menos doce.
Para la formulación se tuvieron presente los siguientes criterios: protección de las personas, incluida la de chilenos en el exterior; correlación entre seguridad y desarrollo; complementariedad entre seguridad y defensa; cooperación internacional como imperativo; y la seguridad como política pública. No se elimina la diferenciación entre seguridad y defensa, sino que las concibe de manera más flexible, buscando la complementariedad entre las capacidades y competencias que poseen las instituciones. La formulación de la ENSYD constituye un hito en la planificación de la seguridad del país. Al explicitarse los intereses, el entorno internacional y el nacional y los desafíos previsibles se hace posible proporcionar orientaciones políticas para establecer las capacidades estratégicas, que desarrollarán la fuerza militar. Se integra así la defensa a una acción general del Estado para la seguridad del país.
LA ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD Y DEFENSA
Chile es un país de tamaño medio en el umbral del desarrollo, con amplios, complejos y diversos territorios y espacios oceánicos, distantes de los centros económicos y políticos del mundo. Posee baja densidad de población. Son de destacar las siguientes características:
1. Sistema político democrático.
2. Alto capital institucional: el desempeño de las instituciones públicas en relación con la eficiencia gubernamental, la calidad regulatoria, la rendición de cuentas y el control de la corrupción se sitúan en un óptimo nivel dentro de Iberoamérica y en niveles competitivos en el contexto de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo). Parte importante es la alta valoración social de que gozan las Fuerzas Armadas y las del orden y seguridad pública.
3. Identidad nacional aglutinadora, producto del patrón de formación de su pueblo, experiencia histórica, singular medio geográfico, acervo cultural y tradiciones.
4. Territorio con variada y extensa geografía, diferenciación climatológica, rica biodiversidad y abundantes recursos naturales, destacando la minería y con relevancia de los silvo-agropecuarios y los de la Zona Económica Exclusiva y la plataforma continental. Dispone de cuantiosos recursos hídricos y reservas naturales de agua con desigual distribución y baja capacidad de almacenamiento. Enfrenta un importante desafío de desarrollo y seguridad relacionado con la matriz energética, siendo fuertemente dependiente de importaciones de gas y petróleo. El crecimiento económico duplicará la demanda de energía eléctrica en los próximos 12 años, agrabando la vulnerabilidad.
5. Economía que impulsa al desarrollo basada en el mercado de forma abierta y exportadora, capaz de atraer capitales internacionales y de generar inversiones chilenas en el extranjero. En los últimos 20 años, Chile ha crecido a un promedio de 5,03 por ciento y en 2011 alcanzó un PIB histórico de 259.603 millones de dólares, con un ingreso per cápita de 16.723 dólares, exportando 80.568,3 millones y presentando una balanza comercial positiva de 15.855. Podría alcanzar el pleno desarrollo en el periodo que cubre la ENSYD, pero mantiene niveles de desigualdad social que afectan a algunos de los indicadores.
Tiene aspiraciones precisas respecto de su futuro, particularmente en relación con su desarrollo, calidad de vida y cohesión de la sociedad, inserción internacional y necesidad de integración física y social de su territorio, así como la del país con la región:
1. Pretende transformarse en un país desarrollado, con crecimiento económico sostenido por la acción de un sector privado emprendedor, ambiental y socialmente responsable. Precisa contar con disponibilidad energética.
2. Igualdad de oportunidades, por la cohesión social.
3. Territorialmente integrado, superando las dificultades que enfrentan determinadas zonas que presentan problemas de conectividad física. Se intenta generar incentivos para aumentar su densidad de población y con ello fortalecer la seguridad.
4. Integración en la región y en sus áreas de interés, con énfasis en Argentina, Brasil y los miembros de la Alianza del Pacífico (Perú, Colombia y México). Aspira a que se superen las diferencias, ser una importante plataforma de conexión con Asia–Pacífico, robustecer más los vínculos con Norteamérica, especialmente Estados Unidos y perfeccionar su asociación con la Unión Europea (UE). La cooperación con Centroamérica debe ser retomada.
5. Nación segura.
A efectos de la ENSYD, hay tres dimensiones:
1. Soberanía: es básica, particularmente en cómo ejerce sus derechos sobre el territorio nacional, con los siguientes intereses: ejercicio efectivo de la soberanía, jurisdicción y control en los espacios terrestres, marítimos, aéreos e insulares; presencia activa en el territorio antártico y el mantenimiento del sistema del Tratado Antártico; y preservación de la cohesión social y de la identidad nacional.
2. Prosperidad, con la meta de alcanzar el desarrollo durante el tiempo cubierto por la Estrategia, con avances en el desarrollo sostenido, armónico, sustentable y equitativo; economía social de mercado basada en el emprendimiento, el conocimiento y la innovación; flujo de bienes y de servicios libre y seguro; y satisfacción de las necesidades energéticas.
3. Seguridad: busca satisfacer los intereses en el ámbito de la soberanía y de la prosperidad sin constituir una amenaza para nadie y aspira a que los riesgos y amenazas no interfieran sus objetivos nacionales. Buscará la seguridad por medio de la cooperación internacional, aunque reservándose el derecho a la legítima defensa. Constituye un interés en sí que la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado no degraden la gobernabilidad del país. Los intereses específicos son la protección de las personas frente a amenazas transnacionales, catástrofes y pandemias y de la población, territorio y recursos con énfasis en áreas de importancia geoestratégica.
El Norte Grande del país constituye una de las zonas de especial valoración por su posición geográfica y significación para el desarrollo, con frontera con tres países, que lo vinculan en forma privilegiada con las grandes rutas comerciales de la subregión centro-Oeste de Sudamérica. Los puertos del Norte grande tienen un rol para el crecimiento y un gran potencial como parte del sistema de corredores bioceánicos para el comercio con el Asia–Pacífico. Esto dificulta el control sobre el flujo de personas, bienes y servicios, traduciéndose en un aumento de la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y el contrabando. Los vastos recursos de esa región, especialmente mineros, son una fuente vital de riqueza. Allí se aprecia la estrecha vinculación entre desarrollo, seguridad y defensa.
La zona austral se caracteriza por su fragmentación geográfica, con potencial ligado a los recursos de agua dulce, riqueza turística, forestal y ganadera, el valor de los espacios y ubicación próxima a los pasos interoceánicos, sumada a su proximidad y proyección a la Antártida. Tanto por su distancia al centro político y económico del país, como por su baja densidad de población, requiere especiales medidas de seguridad y es un escenario propicio para la cooperación bilateral en el marco de una asociación estratégica, que requiere la recuperación de infraestructuras críticas de transporte, telecomunicaciones, energía y otros servicios vitales frente a graves daños; el fortalecimiento de la cooperación internacional y la relevancia internacional.
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