La historia de la Marina de Guerra del Peru II
La primera nave en enarbolar el pabellón nacional fue la goleta
“Sacramento”, capturada el 17 de marzo de 1821 por los hermanos Victoriano y Andrés Cárcamo, y rebautizada “Castelli”. En septiembre se incorporaron los bergantines “Belgrano” y “Balcarce”, que habían servido a la causa realista bajo el nombre de “Guerrero” y “Pezuela”. En noviembre se sumó a la escuadra la corbeta “Limeña”; a principios de 1822 lo hizo la goleta “Macedonia” y luego la de igual clase “Cruz”, el bergantín “Coronel Spano” y finalmente la fragata “Protector”, que había servido al rey bajo el nombre de “Prueba”.
La función inicial de la Armada Peruana fue bloquear los puertos del sur, zona aún ocupada por los realistas y sobre la cual San Martín había concebido una operación que se inició el 15 de octubre de 1821, enviando a la corbeta
“Limeña” y a los bergantines “Balcarce” y “Belgrano” pa corebeta establecer el control de la costa entre Cobija y Nasca. Sin embargo, dichos buques no se daban abasto para cumplir la misión, a lo que se sumó el desconocimiento del bloqueo por parte de naves extranjeras lo que dificultó la tarea encomendada. En el entretanto, a finales de 1821, se había realizado la denominada Primera Expedición a Puertos Intermedios, capturando la escuadra peruana el puerto de Arica.
En 1823, el gobierno de José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete encargó el mando de la Armada al capitán de navío José Pascual de Vivero, secundado por Guise al frente de la escuadra, quien ostentaba ya el grado de contralmirante. Ambos se encargaron de planificar la Segunda Expedición a Puertos Intermedios. Posteriormente, en febrero de 1824, el Callao fue retomado por fuerzas realistas, lo que conllevó a extender el bloqueo hacia el puerto de Chancay. La escuadra peruana, mantuvo un largo bloqueo en el Callao por espacio de casi dos años, lapso en el cual se produjeron varias incursiones y un enfrentamiento con la escuadra realista. Aunque las hostilidades cesaron con la capitulación española tras el triunfo del ejército patriota en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824, aún quedaría en el Castillo del Real Felipe un puñado de realistas al mando del general español Ramón Rodil, quien finalmente desistiría de su resistencia en enero de 1826.
El primer conflicto internacional al que la naciente República del Perú hubo de enfrentar, fue contra la Gran Colombia, debido a la Invasión peruana de Bolivia Colombia declaro la guerra al Perú el 20 de junio de 1828.
La declaratoria de guerra por parte de la nación grancolombiana se dio el 3 de julio de 1828, conllevando al Gobierno peruano a alistar sus fuerzas terrestres y navales. En lo que a la campaña naval respecta, el primer encuentro de este conflicto se produjo en agosto de 1828, cuando a la corbeta “Libertad”, al mando del capitán de corbeta Carlos García del Postigo, se hallaba en aguas internacionales frente al Golfo de Guayaquil, con la finalidad de controlar e interceptar las naves que entrasen o saliesen de ese puerto. El 31 de agosto de 1828, las naves colombianas “Pichincha” y “Guayaquileña” atacaron a la corbeta peruana frente a Punta Malpelo, siendo rechazadas y obligadas a retirarse con grandes pérdidas a bordo.
Luego, las fuerzas peruanas establecieron el bloqueo en Guayaquil y sobre la costa grancolombiana desde Tumbes hasta Panamá. La escuadra peruana, al mando del vicealmirante Jorge Martín Guise, se dirigió a Guayaquil y realizó diversas incursiones antes de atacar las defensas de esa ciudad ribereña, los días 22 al 24 de noviembre de 1828. En dicha acción se logró batir las defensas a flote y silenciar buena parte de la artillería enemiga, pero la noche del 23 al 24, la fragata “Presidente” encalló y los defensores aprovecharon la situación para atacar. Al amanecer, con el repunte del río, la fragata volvió a ponerse a flote, pero el último tiro enemigo dio de lleno en el vicealmirante Guise, que falleció poco después. El mando de la escuadra fue asumido por el teniente primero José Boterín, quien continuó el asedio sobre la plaza enemiga, la que finalmente se rindió el 19 de enero de 1829. Luego de esta acción la corbeta “Arequipeña” y el bergantín “Congreso” incursionaron sobre Panamá, logrando rescatar una de las naves mercantes capturadas por los colombianos. Guayaquil permanecería ocupado por fuerzas peruanas hasta el 21 de julio de 1829. Este conflicto concluiría tras la firma del Armisticio de Piura suscrito el 10 de julio del mismo año; pero aún quedaría pendiente la situación fronteriza.
La guerra entre la Confederación Peruano-Boliviana y el ejército restaurador Perú-Chile (1836-1839)
Durante la época virreinal, el territorio que constituía la Real Audiencia de Charcas o el Alto Perú, dependiente en un primer momento del Virreinato del Perú, desde 1776 pasó a formar parte del Virreinato de Buenos Aires. Este territorio fue independizado en 1826, naciendo la República de Bolivia. Años más tarde, surgiría un proyecto político ambicioso cuyo propulsor principal fue el mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz, que propugnaba la creación de un estado confederado sobre la base de los territorios del Perú y Bolivia, históricamente unidos por diversos lazos, especialmente étnicos, culturales y económicos. Esta integración buscaba entre otras cosas restaurar los antiguos circuitos mercantiles establecidos en ambos territorios desde tiempos ancestrales, así como promover una política de libre comercio con el extranjero. Luego de un intenso periodo de crisis política, la Confederación quedó establecida en 1836, conformada por tres estados confederados: el Estado Nor Peruano, el Estado Sur Peruano y Bolivia.
La conformación de esta nueva nación, tuvo importante acogida en los departamentos del sur peruano al poder beneficiarse del libre comercio, pero en cambio no fue bien recibida por la élite limeña y del norte peruano, que tradicionalmente habían mantenido un intercambio comercial cerrado con Chile.
Las acciones navales por parte de la Armada de Chile no se hicieron esperar: el 21 de agosto de 1836 arribó al Callao el bergantín de guerra chileno “Aquiles”, en lo que se suponía una visita de buena voluntad. Sin embargo, aprovechando el estado de desarme en que se encontraban los buques de guerra peruanos en el fondeadero, por las luchas internas de los años precedentes, esa misma noche llevó a cabo un sorpresivo ataque que le permitió capturar a la barca “Santa Cruz”, el bergantín “Arequipeño” y la corbeta “Peruviana”.
Por su parte, el gobierno chileno y los peruanos opositores de la Confederación prepararon una expedición que al mando del almirante Manuel Blanco Encalada desembarcó en el sur del Perú y avanzó sobre Arequipa. Tras permanecer en esa ciudad durante más tiempo la fuerza expedicionaria de Blanco Encalada fue obligada a rendirse, por el mariscal Santa Cruz, firmando el Tratado de Paucarpata, el 17 de noviembre de 1837 y reembarcándose con destino a su país. El tratado fue posteriormente repudiado por el gobierno chileno, que envió un escuadrón compuesto por cinco buques de guerra al mando del marino británico Robert Simpson para hostigar la costa peruana. A estas naves le salió al encuentro en las afueras del puerto peruano de Islay un escuadrón peruano formado por la corbeta “Socabaya” y los bergantines “Junín” y “Fundador” a órdenes del capitán de fragata Juan José Panizo. Simpson intentó destruir esa fuerza naval el 12 de enero de 1838, pero Panizo logró maniobrar inteligentemente durante varias horas logrando poner a salvo a sus naves ante un enemigo superior en número y fuerza. Aquella acción, es conocida como el Combate naval de Islay.el 17 de Agosto de 1838, es capturada en el Callao, la Corbeta Socabaya por el Comandante chileno Carlos García del Postigo Bulnes.
Sin embargo a lo largo del año, Chile logró obtener el control del mar, y en septiembre estuvo en condiciones de despachar una nueva y poderosa expedición restauradora con 5.400 soldados al mando del general Manuel Bulnes Prieto. Las fuerzas de Bulnes, reforzadas por los peruanos opositores a Santa Cruz, entre los cuales estaban Agustín Gamarra y Ramón Castilla, lograron derrotar a Orbegoso, en agosto; y luego a Santa Cruz en la decisiva batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839. Ocho días antes, el 12 de enero de 1839, el escuadrón naval chileno al mando de Simpson y algunos buques que habían transportado a la expedición restauradora fueron atacados en el puerto de Casma por la escuadra confederada formada por la corbeta
“Esmond”, la barca “Mexicana”, el bergantín “Arequipeño” y la goleta “Perú”, bajo las órdenes del marino francés Juan Blanchet. La acción duró varias horas, falleciendo Blanchet y perdiéndose el “Arequipeño”, pero causando considerables pérdidas a las naves chilenas. En lo que respecta a la Confederación, luego de la retirada y dimisión de Santa Cruz tras la derrota de los confederados frente a las tropas restauradoras en la batalla de Yungay, su existencia concluyó con su disolución, dando paso a un gobierno restaurador al mando de Agustín Gamarra.
La guerra con Bolivia 1841 En 1839, el Perú sólo tiene un navío de guerra, el pailebot Vigilante, de 79 toneladas de desplazamiento, con un cañón por todo armamento. Poco después, se adquieren nuevos buques y cuando el Perú comienza a mejorar su situación, estalla de nuevo la guerra en el sur. Invadida Bolivia, el mariscal Agustín Gamarra muere en la sangrienta batalla de Ingavi, librada a fines de 1841 en territorio boliviano. En junio se celebra la paz con Bolivia por el Tratado de Puno, pero se enciende la guerra civil. El general Francisco Vidal, segundo vicepresidente del Consejo de Estado, ejerce el poder desde la muerte del mariscal Gamarra en Ingavi. En el mar la barca Limeña y la corbeta Yungay se baten a la vista de Paita.
En noviembre el general Vidal, que ejerce el mando supremo como jefe del Poder Ejecutivo, después de derrotar a Juan Crisóstomo Torrico, el 17 de octubre, en la batalla de Agua Santa, cerca de Pisco.
La introducción de la propulsión a vapor y el surgimiento del Perú como potencia naval en Sudamérica. [editar]La explotación en gran escala de los depósitos de guano de la costa peruana facilitó la estabilización de los gobiernos peruanos desde fines de los años cuarenta hasta principio de los años setenta del siglo XIX. Entre los que más atención brindó a la Marina en ese período figuran el Mariscal Ramón Castilla y Marquezado y el General José Rufino Echenique, quienes propiciaron convertir al Perú en una potencia naval a través de un agresivo programa de adquisiciones.
Entre dichas naves merecen destacarse la fragata “Mercedes”, que fue la primera nave de guerra que adquirió Castilla, y luego el “BAP Rímac”, primer buque de guerra a vapor en aguas sudamericanas, construido en Estados Unidos de América y que arribó al Callao el 27 de julio de 1848. Las fragatas “BAP Apurímac” y “BAP Amazonas”, fueron encargadas a Inglaterra en la década siguiente. También se adquirieron otras naves de guerra y transportes, al punto que la escuadra peruana llegó a ser la más importante en Sudamérica en esos años.
Sin embargo, un hecho lamentable, vistió de luto a la armada, cuando la fragata “Mercedes” naufragó frente a Casma el 2 de mayo de 1854. Aquel terrible accidente, que costó la vida de más de 800 personas, dejó una magnífica lección de valor más allá del cumplimiento del deber, cuando el comandante, capitán de navío AP Juan Noël prefirió hundirse con su nave antes de abandonarla en tan difícil trance y con gran cantidad de gente que aún permanecía a bordo.
El hallazgo de oro en la costa californiana de los Estados Unidos, provocó una masiva migración de aventureros en busca de tan valioso metal, los que llegaban en cantidad por vía marítima. Muchos de estos buques no sólo desembarcaban a sus pasajeros, sino que también perdían a buena parte o incluso a toda su tripulación atraída por la denominada "fiebre de oro". En 1848, algunos buques peruanos se encontraban abandonados en San Francisco, por lo que sus propietarios solicitaron al gobierno que se enviase una nave de guerra con el fin de proteger sus intereses. Fue así que el bergantín “General Gamarra”, al mando del capitán de fragata José María Silva Rodríguez, fue enviado a San Francisco, donde permaneció casi diez meses. Durante su estada en ese puerto se produjo un gran desorden en tierra que las autoridades locales no pudieron sofocar, debiendo solicitar ayuda a los buques de guerra extranjeros surtos en la bahía. Por ese motivo, un destacamento armado desembarcó del “General Gamarra” y ayudó a poner orden en la ciudad. De este modo el Perú tomó parte en la primera y única intervención armada de una fuerza naval foránea en territorio de los Estados Unidos de América.
Intervención naval peruana armada en el puerto de San Francisco de 1848 La única intervención armada hecha por una potencia extranjera en territrio continental estadounidese, la protagonizó Perú en 1848.
El tráfico de naves mercantes entre el Perú y Estados Unidos de América, siempre fue fluido desde la independencia del Perú; muchas de las naves peruanas, hacían la carrera marítima entre los puertos de Pisco y el Callao y el puerto estadounidense de San Francisco en el actual estado de California, llevando entre otros productos el pisco del Perú, desde la década de los años 1830. En la década de los años 1840, se desató en el oeste californiano, la fiebre del oro, que atrajo a toda suerte de aventureros, desempleados, sub empleados e incluso a las tripulaciones de los buques que hacían el tráfico comercial con Estados Unidos desde todas partes del mundo, entre ellas, las del Perú.
En 1848, en el puerto de San Francisco, se encontraban varias naves mercantes peruanas, sin tripulaciones que habían abandonado sus buques atraídos por la fiebre del oro; el Gobierno del Perú, decidió entonces, enviar una nave de la marina nacional al puerto estadounidense para cautelar los intereses navales peruanos. La tarea se le encargó al BAP "Agustín Gamarra'" al mando del capitán de fragata AP José María Silva Rodríguez. En dicho puerto el bergantín permaneció diez meses.
En ese lapso de tiempo, se produjo la única intervención armada de fuerza naval foránea en territorio estadounidense en la historia de esa nación. Resulta que en tierra, se había generado un gran desorden que las autoridades californianas no pudieron contener; entonces decidieron pedir ayuda a la nave de guerra peruana que se encontraba en el puerto. Su comandante, Silva Rodríguez, ante tal solicitud, decidió desembarcar con parte de la marinería armada, para ponerse a órdenes de las autoridades locales. Las autoridades estadounidenses conjuntamente con la fuerza naval peruana del buque de guerra en el puerto, lograron finalmente restablecer el orden público en la ciudad de San Francisco.
La primera nave en enarbolar el pabellón nacional fue la goleta
“Sacramento”, capturada el 17 de marzo de 1821 por los hermanos Victoriano y Andrés Cárcamo, y rebautizada “Castelli”. En septiembre se incorporaron los bergantines “Belgrano” y “Balcarce”, que habían servido a la causa realista bajo el nombre de “Guerrero” y “Pezuela”. En noviembre se sumó a la escuadra la corbeta “Limeña”; a principios de 1822 lo hizo la goleta “Macedonia” y luego la de igual clase “Cruz”, el bergantín “Coronel Spano” y finalmente la fragata “Protector”, que había servido al rey bajo el nombre de “Prueba”.
La función inicial de la Armada Peruana fue bloquear los puertos del sur, zona aún ocupada por los realistas y sobre la cual San Martín había concebido una operación que se inició el 15 de octubre de 1821, enviando a la corbeta
“Limeña” y a los bergantines “Balcarce” y “Belgrano” pa corebeta establecer el control de la costa entre Cobija y Nasca. Sin embargo, dichos buques no se daban abasto para cumplir la misión, a lo que se sumó el desconocimiento del bloqueo por parte de naves extranjeras lo que dificultó la tarea encomendada. En el entretanto, a finales de 1821, se había realizado la denominada Primera Expedición a Puertos Intermedios, capturando la escuadra peruana el puerto de Arica.
En 1823, el gobierno de José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete encargó el mando de la Armada al capitán de navío José Pascual de Vivero, secundado por Guise al frente de la escuadra, quien ostentaba ya el grado de contralmirante. Ambos se encargaron de planificar la Segunda Expedición a Puertos Intermedios. Posteriormente, en febrero de 1824, el Callao fue retomado por fuerzas realistas, lo que conllevó a extender el bloqueo hacia el puerto de Chancay. La escuadra peruana, mantuvo un largo bloqueo en el Callao por espacio de casi dos años, lapso en el cual se produjeron varias incursiones y un enfrentamiento con la escuadra realista. Aunque las hostilidades cesaron con la capitulación española tras el triunfo del ejército patriota en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824, aún quedaría en el Castillo del Real Felipe un puñado de realistas al mando del general español Ramón Rodil, quien finalmente desistiría de su resistencia en enero de 1826.
El primer conflicto internacional al que la naciente República del Perú hubo de enfrentar, fue contra la Gran Colombia, debido a la Invasión peruana de Bolivia Colombia declaro la guerra al Perú el 20 de junio de 1828.
La declaratoria de guerra por parte de la nación grancolombiana se dio el 3 de julio de 1828, conllevando al Gobierno peruano a alistar sus fuerzas terrestres y navales. En lo que a la campaña naval respecta, el primer encuentro de este conflicto se produjo en agosto de 1828, cuando a la corbeta “Libertad”, al mando del capitán de corbeta Carlos García del Postigo, se hallaba en aguas internacionales frente al Golfo de Guayaquil, con la finalidad de controlar e interceptar las naves que entrasen o saliesen de ese puerto. El 31 de agosto de 1828, las naves colombianas “Pichincha” y “Guayaquileña” atacaron a la corbeta peruana frente a Punta Malpelo, siendo rechazadas y obligadas a retirarse con grandes pérdidas a bordo.
Luego, las fuerzas peruanas establecieron el bloqueo en Guayaquil y sobre la costa grancolombiana desde Tumbes hasta Panamá. La escuadra peruana, al mando del vicealmirante Jorge Martín Guise, se dirigió a Guayaquil y realizó diversas incursiones antes de atacar las defensas de esa ciudad ribereña, los días 22 al 24 de noviembre de 1828. En dicha acción se logró batir las defensas a flote y silenciar buena parte de la artillería enemiga, pero la noche del 23 al 24, la fragata “Presidente” encalló y los defensores aprovecharon la situación para atacar. Al amanecer, con el repunte del río, la fragata volvió a ponerse a flote, pero el último tiro enemigo dio de lleno en el vicealmirante Guise, que falleció poco después. El mando de la escuadra fue asumido por el teniente primero José Boterín, quien continuó el asedio sobre la plaza enemiga, la que finalmente se rindió el 19 de enero de 1829. Luego de esta acción la corbeta “Arequipeña” y el bergantín “Congreso” incursionaron sobre Panamá, logrando rescatar una de las naves mercantes capturadas por los colombianos. Guayaquil permanecería ocupado por fuerzas peruanas hasta el 21 de julio de 1829. Este conflicto concluiría tras la firma del Armisticio de Piura suscrito el 10 de julio del mismo año; pero aún quedaría pendiente la situación fronteriza.
La guerra entre la Confederación Peruano-Boliviana y el ejército restaurador Perú-Chile (1836-1839)
Durante la época virreinal, el territorio que constituía la Real Audiencia de Charcas o el Alto Perú, dependiente en un primer momento del Virreinato del Perú, desde 1776 pasó a formar parte del Virreinato de Buenos Aires. Este territorio fue independizado en 1826, naciendo la República de Bolivia. Años más tarde, surgiría un proyecto político ambicioso cuyo propulsor principal fue el mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz, que propugnaba la creación de un estado confederado sobre la base de los territorios del Perú y Bolivia, históricamente unidos por diversos lazos, especialmente étnicos, culturales y económicos. Esta integración buscaba entre otras cosas restaurar los antiguos circuitos mercantiles establecidos en ambos territorios desde tiempos ancestrales, así como promover una política de libre comercio con el extranjero. Luego de un intenso periodo de crisis política, la Confederación quedó establecida en 1836, conformada por tres estados confederados: el Estado Nor Peruano, el Estado Sur Peruano y Bolivia.
La conformación de esta nueva nación, tuvo importante acogida en los departamentos del sur peruano al poder beneficiarse del libre comercio, pero en cambio no fue bien recibida por la élite limeña y del norte peruano, que tradicionalmente habían mantenido un intercambio comercial cerrado con Chile.
Las acciones navales por parte de la Armada de Chile no se hicieron esperar: el 21 de agosto de 1836 arribó al Callao el bergantín de guerra chileno “Aquiles”, en lo que se suponía una visita de buena voluntad. Sin embargo, aprovechando el estado de desarme en que se encontraban los buques de guerra peruanos en el fondeadero, por las luchas internas de los años precedentes, esa misma noche llevó a cabo un sorpresivo ataque que le permitió capturar a la barca “Santa Cruz”, el bergantín “Arequipeño” y la corbeta “Peruviana”.
Por su parte, el gobierno chileno y los peruanos opositores de la Confederación prepararon una expedición que al mando del almirante Manuel Blanco Encalada desembarcó en el sur del Perú y avanzó sobre Arequipa. Tras permanecer en esa ciudad durante más tiempo la fuerza expedicionaria de Blanco Encalada fue obligada a rendirse, por el mariscal Santa Cruz, firmando el Tratado de Paucarpata, el 17 de noviembre de 1837 y reembarcándose con destino a su país. El tratado fue posteriormente repudiado por el gobierno chileno, que envió un escuadrón compuesto por cinco buques de guerra al mando del marino británico Robert Simpson para hostigar la costa peruana. A estas naves le salió al encuentro en las afueras del puerto peruano de Islay un escuadrón peruano formado por la corbeta “Socabaya” y los bergantines “Junín” y “Fundador” a órdenes del capitán de fragata Juan José Panizo. Simpson intentó destruir esa fuerza naval el 12 de enero de 1838, pero Panizo logró maniobrar inteligentemente durante varias horas logrando poner a salvo a sus naves ante un enemigo superior en número y fuerza. Aquella acción, es conocida como el Combate naval de Islay.el 17 de Agosto de 1838, es capturada en el Callao, la Corbeta Socabaya por el Comandante chileno Carlos García del Postigo Bulnes.
Sin embargo a lo largo del año, Chile logró obtener el control del mar, y en septiembre estuvo en condiciones de despachar una nueva y poderosa expedición restauradora con 5.400 soldados al mando del general Manuel Bulnes Prieto. Las fuerzas de Bulnes, reforzadas por los peruanos opositores a Santa Cruz, entre los cuales estaban Agustín Gamarra y Ramón Castilla, lograron derrotar a Orbegoso, en agosto; y luego a Santa Cruz en la decisiva batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839. Ocho días antes, el 12 de enero de 1839, el escuadrón naval chileno al mando de Simpson y algunos buques que habían transportado a la expedición restauradora fueron atacados en el puerto de Casma por la escuadra confederada formada por la corbeta
“Esmond”, la barca “Mexicana”, el bergantín “Arequipeño” y la goleta “Perú”, bajo las órdenes del marino francés Juan Blanchet. La acción duró varias horas, falleciendo Blanchet y perdiéndose el “Arequipeño”, pero causando considerables pérdidas a las naves chilenas. En lo que respecta a la Confederación, luego de la retirada y dimisión de Santa Cruz tras la derrota de los confederados frente a las tropas restauradoras en la batalla de Yungay, su existencia concluyó con su disolución, dando paso a un gobierno restaurador al mando de Agustín Gamarra.
La guerra con Bolivia 1841 En 1839, el Perú sólo tiene un navío de guerra, el pailebot Vigilante, de 79 toneladas de desplazamiento, con un cañón por todo armamento. Poco después, se adquieren nuevos buques y cuando el Perú comienza a mejorar su situación, estalla de nuevo la guerra en el sur. Invadida Bolivia, el mariscal Agustín Gamarra muere en la sangrienta batalla de Ingavi, librada a fines de 1841 en territorio boliviano. En junio se celebra la paz con Bolivia por el Tratado de Puno, pero se enciende la guerra civil. El general Francisco Vidal, segundo vicepresidente del Consejo de Estado, ejerce el poder desde la muerte del mariscal Gamarra en Ingavi. En el mar la barca Limeña y la corbeta Yungay se baten a la vista de Paita.
En noviembre el general Vidal, que ejerce el mando supremo como jefe del Poder Ejecutivo, después de derrotar a Juan Crisóstomo Torrico, el 17 de octubre, en la batalla de Agua Santa, cerca de Pisco.
La introducción de la propulsión a vapor y el surgimiento del Perú como potencia naval en Sudamérica. [editar]La explotación en gran escala de los depósitos de guano de la costa peruana facilitó la estabilización de los gobiernos peruanos desde fines de los años cuarenta hasta principio de los años setenta del siglo XIX. Entre los que más atención brindó a la Marina en ese período figuran el Mariscal Ramón Castilla y Marquezado y el General José Rufino Echenique, quienes propiciaron convertir al Perú en una potencia naval a través de un agresivo programa de adquisiciones.
Entre dichas naves merecen destacarse la fragata “Mercedes”, que fue la primera nave de guerra que adquirió Castilla, y luego el “BAP Rímac”, primer buque de guerra a vapor en aguas sudamericanas, construido en Estados Unidos de América y que arribó al Callao el 27 de julio de 1848. Las fragatas “BAP Apurímac” y “BAP Amazonas”, fueron encargadas a Inglaterra en la década siguiente. También se adquirieron otras naves de guerra y transportes, al punto que la escuadra peruana llegó a ser la más importante en Sudamérica en esos años.
Sin embargo, un hecho lamentable, vistió de luto a la armada, cuando la fragata “Mercedes” naufragó frente a Casma el 2 de mayo de 1854. Aquel terrible accidente, que costó la vida de más de 800 personas, dejó una magnífica lección de valor más allá del cumplimiento del deber, cuando el comandante, capitán de navío AP Juan Noël prefirió hundirse con su nave antes de abandonarla en tan difícil trance y con gran cantidad de gente que aún permanecía a bordo.
El hallazgo de oro en la costa californiana de los Estados Unidos, provocó una masiva migración de aventureros en busca de tan valioso metal, los que llegaban en cantidad por vía marítima. Muchos de estos buques no sólo desembarcaban a sus pasajeros, sino que también perdían a buena parte o incluso a toda su tripulación atraída por la denominada "fiebre de oro". En 1848, algunos buques peruanos se encontraban abandonados en San Francisco, por lo que sus propietarios solicitaron al gobierno que se enviase una nave de guerra con el fin de proteger sus intereses. Fue así que el bergantín “General Gamarra”, al mando del capitán de fragata José María Silva Rodríguez, fue enviado a San Francisco, donde permaneció casi diez meses. Durante su estada en ese puerto se produjo un gran desorden en tierra que las autoridades locales no pudieron sofocar, debiendo solicitar ayuda a los buques de guerra extranjeros surtos en la bahía. Por ese motivo, un destacamento armado desembarcó del “General Gamarra” y ayudó a poner orden en la ciudad. De este modo el Perú tomó parte en la primera y única intervención armada de una fuerza naval foránea en territorio de los Estados Unidos de América.
Intervención naval peruana armada en el puerto de San Francisco de 1848 La única intervención armada hecha por una potencia extranjera en territrio continental estadounidese, la protagonizó Perú en 1848.
El tráfico de naves mercantes entre el Perú y Estados Unidos de América, siempre fue fluido desde la independencia del Perú; muchas de las naves peruanas, hacían la carrera marítima entre los puertos de Pisco y el Callao y el puerto estadounidense de San Francisco en el actual estado de California, llevando entre otros productos el pisco del Perú, desde la década de los años 1830. En la década de los años 1840, se desató en el oeste californiano, la fiebre del oro, que atrajo a toda suerte de aventureros, desempleados, sub empleados e incluso a las tripulaciones de los buques que hacían el tráfico comercial con Estados Unidos desde todas partes del mundo, entre ellas, las del Perú.
En 1848, en el puerto de San Francisco, se encontraban varias naves mercantes peruanas, sin tripulaciones que habían abandonado sus buques atraídos por la fiebre del oro; el Gobierno del Perú, decidió entonces, enviar una nave de la marina nacional al puerto estadounidense para cautelar los intereses navales peruanos. La tarea se le encargó al BAP "Agustín Gamarra'" al mando del capitán de fragata AP José María Silva Rodríguez. En dicho puerto el bergantín permaneció diez meses.
En ese lapso de tiempo, se produjo la única intervención armada de fuerza naval foránea en territorio estadounidense en la historia de esa nación. Resulta que en tierra, se había generado un gran desorden que las autoridades californianas no pudieron contener; entonces decidieron pedir ayuda a la nave de guerra peruana que se encontraba en el puerto. Su comandante, Silva Rodríguez, ante tal solicitud, decidió desembarcar con parte de la marinería armada, para ponerse a órdenes de las autoridades locales. Las autoridades estadounidenses conjuntamente con la fuerza naval peruana del buque de guerra en el puerto, lograron finalmente restablecer el orden público en la ciudad de San Francisco.
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