La violencia terrorista dejó el rostro más cruel de una guerra fanática y represiva: el olvido. El Estado es hoy en los centros poblados más alejados --como los de Ayacucho-- apenas un gesto reeleccionista ("solo se acuerdan cuando quieren que votemos por ellos"). Más de dos decenas de bases militares desactivadas a fines de los años 90, confirman aquella indiferencia. En medio de esta ausencia están los comités de autodefensa (CAD), los mismos que ayudaron a derrotar a Sendero Luminoso. Para ellos, las incursiones senderistas aún no han terminado.
El Ministerio de Defensa ha informado que desde que se reconoció legalmente estos comités, en 1991, se entregó en todo el país 15.179 escopetas, entre Winchester, Mossberg y MGP-43. Estas armas, según el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, estarían distribuidas entre los 400 mil miembros --no precisan las cifras-- que integran los seis mil CAD registrados. Ninguna ha sido devuelta. Incluso, hasta el año pasado, según información del propio Comando Conjunto, se ha continuado entregando más armas (no precisaron cuántas).
El analista en temas de narcotráfico y subversión, Rubén Vargas, considera que estos comités jugaron un papel importante en la lucha contrasubversiva, pero cree que ahora la situación ha cambiado: "las autodefensas deben tener nuevos roles y funciones, abandonarlos sería un gran error". Según el especialista, el Estado tiene que tener una mayor presencia en la zona para luego proceder a la recuperación de cada una de las armas. "No pueden exigir a los CAD que asuman para siempre competencias que no les corresponden".
El Ministerio de Defensa busca ahora sincerar el registro de armas y el número de miembros de los CAD, una meticulosa tarea si se tiene en cuenta que muchos de estos comités se ubican en zonas de difícil acceso para las FF.AA.
La violencia interna ha sido superada en gran parte, pero los traumas persisten. Los CAD han dicho que no entregarán las armas porque consideran que aún no es el momento. "Las incursiones senderistas continúan, necesitamos seguir armados, al menos hasta que el gobierno decida hacer algo", dice Wagner Tineo, coordinador general de los CAD en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE).
AL FINAL DE TODO
Años después de haber hecho su último disparo, la sola mención de su nombre en el VRAE despierta sentimientos encontrados. El comando 'Sombra' estremece el recuerdo de los integrantes de la comunidad nativa de Sampantuari y aviva el respeto de otros, en Pichari. Su historia está manchada con sangre, como la de muchos miembros de los CAD que durante los años 80 y 90 fueron armados para enfrentar la violencia terrorista.
En el cuerpo de 'Sombra' se refugian todavía las esquirlas de una granada que alguna vez amenazaron no solo con dejarlo ciego.
Aquel recuerdo juega con su memoria, secuestrándolo en noches de sobresalto y sueños con olor a pólvora. "Ha cambiado bastante, antes era más tranquilo. Desde que lideró (los CAD), volvió de otra forma, ha quedado como traumado", dice su esposa. El conflicto armado tatuó la memoria de muerte, venganza y desolación.
En Sivia, uno de los miembros del CAD narra con una esquizofrénica nostalgia aquellos años en los que tenía que recargar velozmente su Winchester para no caer en la emboscada. "Antes corría mucha adrenalina, había más emoción, ahora todo es más tranquilo", recuerda, con una mirada dilatada, aferrado a su escopeta recargada.
Las secuelas psicológicas han arrastrado a las familias de los CAD. "Hay muchos enfermos que han quedado traumados. Pelean con sus esposas. Muchos de los comandos han **** su hogar", declaró el comando 'Espartaco' de Vinchos a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
RELACIONES PELIGROSAS
Hay cierta desconfianza hacia el actual o futuro desempeño de los comités de autodefensas, y no es gratuita. Hay algunos hechos en los que se los ha involucrado con el narcotráfico. La policía antidrogas del VRAE aún recuerda cómo el 16 de febrero un grupo de pobladores de la zona de Alto Manitea --entre los que se encontraban miembros de los CAD armados-- trataron de impedir la destrucción de tres laboratorios rústicos de procesamiento de cocaína en la zona del Alto Manitea. Durante la intervención hubo disparos de escopetas.
"Esto debería ser un llamado de alerta para que desde el Gobierno se enfrente el tema", acota Vargas. Solo en Ayacucho fueron entregadas 3.120 armas.
La relación entre los militares y los comités se torna cada vez más difusa. Altos oficiales de las Fuerzas Armadas explican que periódicamente los presidentes de las juntas directivas de los CAD tienen que reportar al comando regional el estado de las armas así como el uso de las municiones. "Pero esa información no se confirma. El comando no se puede desplazar hacia esas zonas alejadas para corroborar que efectivamente el arma tiene un buen uso", indican.
En las comunidades ayacuchanas la presencia de Sendero Luminoso es percibida todavía como una amenaza real. "La población se siente desprotegida y demanda más armas para sus comités. ¿Cómo quieren que nos defendamos de los senderistas?", se pregunta Wagner Tineo.
Asimismo, Vargas llama la atención sobre las condiciones que se viven en algunas regiones del país como el VRAE, donde confluyen narcotráfico y subversión, pues esto debe hacernos recordar los hechos que se presentan en Colombia, donde grupos de civiles armados, 'paramilitares', han desafiado a la justicia asesinando subversivos, enfrentándose en diversas ocasiones con las mismas fuerzas del orden. "Está el riesgo de que un sector de estos comités se transforme en bandas de delincuentes o que hagan alianzas con el narcotráfico", advierte.
En enero de este año cuatro supuestos delincuentes fueron asesinados en el poblado ayacuchano de Sacharaccay. La investigación policial señaló a los miembros de los CAD. Los agujeros de bala en los cadáveres provenían de escopetas tipo Winchester, las mismas que usan estos comités.
En el Comando Conjunto sostienen que probablemente se trate de casos aislados, pues ellos consideran todavía necesaria la presencia de estas organizaciones en zonas con remanentes senderistas. Sobre todo cuando la presencia militar y policial es escasa o nula. Explicaron que hasta el año pasado se ha ido renovando el armamento de algunos CAD y se ha dado mantenimiento a casi el 60%.
El reglamento interno de los CAD establece la obligación de que los presidentes de cada comité reporten oficialmente el uso de las municiones. "Para pedir más tienen que justificarlo", añaden.
En las Fuerzas Armadas reconocen que con el repliegue de algunas bases contrasubversivas se ha perdido el control en las actividades de los CAD. "Nos han creado un problema logístico para visualizar el control de las armas". Las juntas directivas se han ido renovando, y no se conoce la forma como las escopetas han pasado de una mano a otra.
El 8 de noviembre de 1991 el Gobierno reconoció los Comités de Autodefensa a través del Decreto Legislativo 741. Casi un año después, en octubre de 1992, reglamenta su accionar y organización a través del Decreto Supremo 077. Esta norma planteaba indemnizaciones para los miembros caídos o heridos durante el enfrentamiento. Según el Ministerio de Defensa, de las 90 solicitudes que recibió hasta el 2002, solo 44 fueron aprobadas en todo el país.
QUÉ DICE LA LEY
Son propiedad del Estado
-El Estado es propietario de las escopetas y la munición entregadas. Puede disponer de ellas y ordenar su requisa.
-Se prohíbe el empleo de escopetas y municiones para fines que no sean los especificados en este reglamento.
-En caso de que las armas se pierdan, se deberá informar de inmediato al Comando Militar, efectuar la investigación correspondiente y capturar a los responsables de la pérdida o robo.
-La junta directiva del CAD es responsable de las escopetas. No hay propiedad ni posesión individual permanente.
REACCIONES:
WAGNER TINEO
COORDINADOR GENERAL DE AUTODEFENSAS DEL VRAE
"Los CAD deben mantenerse en el valle hasta que todo se pacifique y no haya rezagos de subversión. En donde no hay comisarías, ahora hay comités cumpliendo la función de la policía y trabajando coordinadamente con esta. Ahora último se han incrementado mucho la delincuencia y los asaltos, por eso estamos siempre en alerta. ¿Qué sería del valle si no fuera por los comités de autodefensa? Estaría mucho peor. Sobre todo ahora que las bases contrasubversivas han sido replegadas aludiendo una falta presupuesto. Si el Estado nos garantiza seguridad, nosotros entregamos las armas".
GINO COSTA SANTOLALLA
EX MINISTRO DEL INTERIOR
"Es imprescindible el apoyo de la población para derrotar a Sendero Luminoso. Donde existen remanentes de la subversión, se tiene que trabajar con los comités de autodefensa. No basta con mantenerlos armados, hay que entrenarlos y capacitarlos permanentemente. En lugar de desarmarlos, hay que brindarles la atención que se merecen; su desarme solo tiene sentido donde el terrorismo ya fue derrotado. Además, se debe fortalecer la presencia del Estado --militar, social, económica y políticamente-- en el Alto Huallaga y el Apurímac-Ene. De lo contrario, la victoria nos seguirá siendo esquiva".


Y CON ESAS ESCOPETAS D CORTO ALCANCE CREEN Q VAN A DERROTAR AL PCP-SL ???? CUANDO BIEN C SABE Q LOS TERRORISTA PERUANOS USAN DESD FUSILES AK-47 Y RPG7 HASTA LAS AMETRALLADORAS ANTIAEREAS PKM....
El Ministerio de Defensa ha informado que desde que se reconoció legalmente estos comités, en 1991, se entregó en todo el país 15.179 escopetas, entre Winchester, Mossberg y MGP-43. Estas armas, según el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, estarían distribuidas entre los 400 mil miembros --no precisan las cifras-- que integran los seis mil CAD registrados. Ninguna ha sido devuelta. Incluso, hasta el año pasado, según información del propio Comando Conjunto, se ha continuado entregando más armas (no precisaron cuántas).
El analista en temas de narcotráfico y subversión, Rubén Vargas, considera que estos comités jugaron un papel importante en la lucha contrasubversiva, pero cree que ahora la situación ha cambiado: "las autodefensas deben tener nuevos roles y funciones, abandonarlos sería un gran error". Según el especialista, el Estado tiene que tener una mayor presencia en la zona para luego proceder a la recuperación de cada una de las armas. "No pueden exigir a los CAD que asuman para siempre competencias que no les corresponden".
El Ministerio de Defensa busca ahora sincerar el registro de armas y el número de miembros de los CAD, una meticulosa tarea si se tiene en cuenta que muchos de estos comités se ubican en zonas de difícil acceso para las FF.AA.
La violencia interna ha sido superada en gran parte, pero los traumas persisten. Los CAD han dicho que no entregarán las armas porque consideran que aún no es el momento. "Las incursiones senderistas continúan, necesitamos seguir armados, al menos hasta que el gobierno decida hacer algo", dice Wagner Tineo, coordinador general de los CAD en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE).
AL FINAL DE TODO
Años después de haber hecho su último disparo, la sola mención de su nombre en el VRAE despierta sentimientos encontrados. El comando 'Sombra' estremece el recuerdo de los integrantes de la comunidad nativa de Sampantuari y aviva el respeto de otros, en Pichari. Su historia está manchada con sangre, como la de muchos miembros de los CAD que durante los años 80 y 90 fueron armados para enfrentar la violencia terrorista.
En el cuerpo de 'Sombra' se refugian todavía las esquirlas de una granada que alguna vez amenazaron no solo con dejarlo ciego.
Aquel recuerdo juega con su memoria, secuestrándolo en noches de sobresalto y sueños con olor a pólvora. "Ha cambiado bastante, antes era más tranquilo. Desde que lideró (los CAD), volvió de otra forma, ha quedado como traumado", dice su esposa. El conflicto armado tatuó la memoria de muerte, venganza y desolación.
En Sivia, uno de los miembros del CAD narra con una esquizofrénica nostalgia aquellos años en los que tenía que recargar velozmente su Winchester para no caer en la emboscada. "Antes corría mucha adrenalina, había más emoción, ahora todo es más tranquilo", recuerda, con una mirada dilatada, aferrado a su escopeta recargada.
Las secuelas psicológicas han arrastrado a las familias de los CAD. "Hay muchos enfermos que han quedado traumados. Pelean con sus esposas. Muchos de los comandos han **** su hogar", declaró el comando 'Espartaco' de Vinchos a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
RELACIONES PELIGROSAS
Hay cierta desconfianza hacia el actual o futuro desempeño de los comités de autodefensas, y no es gratuita. Hay algunos hechos en los que se los ha involucrado con el narcotráfico. La policía antidrogas del VRAE aún recuerda cómo el 16 de febrero un grupo de pobladores de la zona de Alto Manitea --entre los que se encontraban miembros de los CAD armados-- trataron de impedir la destrucción de tres laboratorios rústicos de procesamiento de cocaína en la zona del Alto Manitea. Durante la intervención hubo disparos de escopetas.
"Esto debería ser un llamado de alerta para que desde el Gobierno se enfrente el tema", acota Vargas. Solo en Ayacucho fueron entregadas 3.120 armas.
La relación entre los militares y los comités se torna cada vez más difusa. Altos oficiales de las Fuerzas Armadas explican que periódicamente los presidentes de las juntas directivas de los CAD tienen que reportar al comando regional el estado de las armas así como el uso de las municiones. "Pero esa información no se confirma. El comando no se puede desplazar hacia esas zonas alejadas para corroborar que efectivamente el arma tiene un buen uso", indican.
En las comunidades ayacuchanas la presencia de Sendero Luminoso es percibida todavía como una amenaza real. "La población se siente desprotegida y demanda más armas para sus comités. ¿Cómo quieren que nos defendamos de los senderistas?", se pregunta Wagner Tineo.
Asimismo, Vargas llama la atención sobre las condiciones que se viven en algunas regiones del país como el VRAE, donde confluyen narcotráfico y subversión, pues esto debe hacernos recordar los hechos que se presentan en Colombia, donde grupos de civiles armados, 'paramilitares', han desafiado a la justicia asesinando subversivos, enfrentándose en diversas ocasiones con las mismas fuerzas del orden. "Está el riesgo de que un sector de estos comités se transforme en bandas de delincuentes o que hagan alianzas con el narcotráfico", advierte.
En enero de este año cuatro supuestos delincuentes fueron asesinados en el poblado ayacuchano de Sacharaccay. La investigación policial señaló a los miembros de los CAD. Los agujeros de bala en los cadáveres provenían de escopetas tipo Winchester, las mismas que usan estos comités.
En el Comando Conjunto sostienen que probablemente se trate de casos aislados, pues ellos consideran todavía necesaria la presencia de estas organizaciones en zonas con remanentes senderistas. Sobre todo cuando la presencia militar y policial es escasa o nula. Explicaron que hasta el año pasado se ha ido renovando el armamento de algunos CAD y se ha dado mantenimiento a casi el 60%.
El reglamento interno de los CAD establece la obligación de que los presidentes de cada comité reporten oficialmente el uso de las municiones. "Para pedir más tienen que justificarlo", añaden.
En las Fuerzas Armadas reconocen que con el repliegue de algunas bases contrasubversivas se ha perdido el control en las actividades de los CAD. "Nos han creado un problema logístico para visualizar el control de las armas". Las juntas directivas se han ido renovando, y no se conoce la forma como las escopetas han pasado de una mano a otra.
El 8 de noviembre de 1991 el Gobierno reconoció los Comités de Autodefensa a través del Decreto Legislativo 741. Casi un año después, en octubre de 1992, reglamenta su accionar y organización a través del Decreto Supremo 077. Esta norma planteaba indemnizaciones para los miembros caídos o heridos durante el enfrentamiento. Según el Ministerio de Defensa, de las 90 solicitudes que recibió hasta el 2002, solo 44 fueron aprobadas en todo el país.
QUÉ DICE LA LEY
Son propiedad del Estado
-El Estado es propietario de las escopetas y la munición entregadas. Puede disponer de ellas y ordenar su requisa.
-Se prohíbe el empleo de escopetas y municiones para fines que no sean los especificados en este reglamento.
-En caso de que las armas se pierdan, se deberá informar de inmediato al Comando Militar, efectuar la investigación correspondiente y capturar a los responsables de la pérdida o robo.
-La junta directiva del CAD es responsable de las escopetas. No hay propiedad ni posesión individual permanente.
REACCIONES:
WAGNER TINEO
COORDINADOR GENERAL DE AUTODEFENSAS DEL VRAE
"Los CAD deben mantenerse en el valle hasta que todo se pacifique y no haya rezagos de subversión. En donde no hay comisarías, ahora hay comités cumpliendo la función de la policía y trabajando coordinadamente con esta. Ahora último se han incrementado mucho la delincuencia y los asaltos, por eso estamos siempre en alerta. ¿Qué sería del valle si no fuera por los comités de autodefensa? Estaría mucho peor. Sobre todo ahora que las bases contrasubversivas han sido replegadas aludiendo una falta presupuesto. Si el Estado nos garantiza seguridad, nosotros entregamos las armas".
GINO COSTA SANTOLALLA
EX MINISTRO DEL INTERIOR
"Es imprescindible el apoyo de la población para derrotar a Sendero Luminoso. Donde existen remanentes de la subversión, se tiene que trabajar con los comités de autodefensa. No basta con mantenerlos armados, hay que entrenarlos y capacitarlos permanentemente. En lugar de desarmarlos, hay que brindarles la atención que se merecen; su desarme solo tiene sentido donde el terrorismo ya fue derrotado. Además, se debe fortalecer la presencia del Estado --militar, social, económica y políticamente-- en el Alto Huallaga y el Apurímac-Ene. De lo contrario, la victoria nos seguirá siendo esquiva".




Y CON ESAS ESCOPETAS D CORTO ALCANCE CREEN Q VAN A DERROTAR AL PCP-SL ???? CUANDO BIEN C SABE Q LOS TERRORISTA PERUANOS USAN DESD FUSILES AK-47 Y RPG7 HASTA LAS AMETRALLADORAS ANTIAEREAS PKM....
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