Submarinos en la estrategia naval brasileña
Rápido temprano, la Marina de Brasil (MB) entendió la importancia de esos medios, tanto que posee sumergibles en su inventario desde 1914, lo que pone nuestra Fuerza de Submarinos entre las más antiguas del mundo. A lo largo de los primeros 75 años, nuestras unidades eran construidas en otros países: inicialmente, en Italia, del principio hasta los años 1950, cuando pasamos a operar submarinos americanos. A partir de la década de 1970, teniendo Estados Unidos descontinuado la producción de convencionales, pasamos a adquirirlos de Gran Bretaña; y, desde el final de los años 1980, operamos submarinos de modelo alemán, uno de ellos, fabricado en Alemania y cuatro, en Brasil.
Considerando la vastitud del Atlántico Sur, natural teatro de nuestras operaciones navales y la magnitud de nuestros intereses en el mar, la Marina constató, desde entonces, que, en lo que tañía a submarinos, la posesión de convencionales no era el bastante. Para el cumplimiento de su misión constitucional de defender la soberanía, la integridad territorial y los intereses marítimos del País, se volvía menester disponer, también, de submarinos nucleares. Aquellos, delante de sus peculiaridades, para empleo preponderante en áreas costeras, en zonas de patrulla limitadas. Estos, gracias a la excepcional movilidad, para la garantía de la defensa avanzada de la frontera marítima más distante.
Delante de la necesidad estratégica, por un lado y, por otro, del “apartheid” tecnológico que siempre negó a países periféricos el desarrollo de las tecnologías asociadas al dominio del átomo, la MB decidió desarrollar, de manera autóctona, la tecnología de construcción de submarinos nucleares.
Así, desde el final de la década de 1970, conduce, en las dependencias de su Centro Tecnológico de Marina en São Paulo, un programa de desarrollo de tecnología nuclear, visando, por un lado, el dominio del ciclo del combustible nuclear, que logró éxito en 1982; por otro, la construcción de uno prototipo de reactor nuclear capaz de generar energía para hacer funcionar la planta de propulsión de un submarino nuclear, lo que todavía no está listo, con operación prevista para 2013.
Paralelamente, para capacitarse a construir submarinos, en la misma época cuidó de obtener, en Alemania, el traspaso de tecnología de construcción de submarinos, empleando, para tanto, el proyecto del submarino IKL-209, a la época el modelo más vendido en el mundo. Fueron, así, construidos uno sumergible en los astilleros de la HDW, en Kiel, y cuatro de ellos en el Arsenal de Marina de Rio de Janeiro (AMRJ), poniendo la MB en el limitado rol de los países constructores de esos ingenios.
Sin embargo tener logrado éxito en la construcción, falta a Marina la capacidad de desarrollar proyectos de submarinos. El camino seguido por las potencias que producen submarinos nucleares fue el de, a partir del pleno dominio del proyecto de convencionales, evolucionar, por etapas, para un submarino nuclear, cuyos requisitos, en términos de tecnología y control de calidad, superan en mucho aquellos de uno convencional. Así, el camino natural para Brasil sería, de la misma forma, lo de desarrollar sucesivos prototipos, hasta que se llegase a un proyecto adecuado, para abrigar una planta nuclear. Como no se dispone del tiempo ni de los recursos necesarios para tanto, la solución delineada por la MB, en el objetivo de, con seguridad, saltar etapas, fue la de buscar sociedades estratégicas con países detentadores de tais tecnologías y que estuviesen dispuestos a transferirlas. En nuestro caso, teniendo en vista el proceso evolutivo indispensable, la sociedad tendría que ser buscada junto a países que produjesen, simultáneamente, submarinos convencionales y nucleares. Después de largo y acurado proceso de elección, Francia fue el país seleccionado.
El significado de la posesión del submarino nuclear
Desde la divulgación de las noticias referentes al petróleo existente en el pre-sal, es común que se pregunte se tais descubiertas influyeron en la reanudada de la inversión en el submarino nuclear.
Pues, releva notar que, desde el inicio, el programa jamás fue interrumpido por Marina. Mismo entre los años de 1994 a 2006, cuando se constató la insuficiencia de recursos de otras fuentes gubernamentales, la MB cuidó de mantenerlo vivo, aunque en estado casi vegetativo, con el sacrificio exclusivo del presupuesto de la Fuerza. Si hubiese sido descontinuado, el coste de la reanudada sería sencillamente impagable. La mudanza habida, a partir de 2007, fue el aporte de más recursos gubernamentales, fruto de nueva visión política de la actual administración de más alto nivel del País.
Aun así, la mencionada alteración en el “status quo” es anterior a la revelación de las descubiertas del pre-sal que, sin embargo, sólo hacen enfatizar, todavía más, su necesidad. Más de 90% de nuestro petróleo - dos millones de barriles por día - son extraídos del mar. De la misma forma, más de 95% de nuestro comercio exterior - cerca de US$ 300 mil millones, entre exportaciones e importaciones - son transportados por vía marítima. También, nuestras aguas jurisdiccionales, que acostumbramos llamar de Amazonia Azul, contiene, en la imensidão de la masa líquida y del vasto territorio sumergido, de millones de kilómetros cuadrados, riquezas biológicas y minerales, largamente amenazadas por las explotación predatoria y codicia internacional.
Como si ve, los intereses marítimos de Brasil son de tal magnitud, que exigen quedar confiados a la protección de Marina . La falta de medios de defensa, para tanta riqueza, puede acabar se constituyendo en invitación la determinadas acciones lesivas a la soberanía nacional. De ahí, la necesidad de una Fuerza Naval capaz de desencorajá-las.
En el caso del submarino nuclear, es evidente que su acción específica no deberá ser la de permanecer como “centinela” alrededor de los campos, como eventualmente se especula. En verdad, el relevante no es ni lo que él va a hacer, pero lo que puede hacer. Y puede tanto, que su simple existencia es suficiente para producir buena parte de los efectos deseados con su posesión. Como dicho, nuestra Zona Económica Exclusiva cubre cerca de 4,4 millones de kilómetros cuadrados. Es para estar, la tiempo y la hora, regalo en cualquier punto de esa vastidão oceánica, que se necesita de un submarino nuclear. Todavía más, los intereses de Brasil, en el mar, no terminan en los límites de la Amazonia Azul. Ellos se extienden a cualquier lugar donde un barco navegue bajo nuestra bandera, cuya protección es deber inalienable del Estado Brasileño.
Esa, la importancia estratégica de la construcción del submarino nuclear.
Rápido temprano, la Marina de Brasil (MB) entendió la importancia de esos medios, tanto que posee sumergibles en su inventario desde 1914, lo que pone nuestra Fuerza de Submarinos entre las más antiguas del mundo. A lo largo de los primeros 75 años, nuestras unidades eran construidas en otros países: inicialmente, en Italia, del principio hasta los años 1950, cuando pasamos a operar submarinos americanos. A partir de la década de 1970, teniendo Estados Unidos descontinuado la producción de convencionales, pasamos a adquirirlos de Gran Bretaña; y, desde el final de los años 1980, operamos submarinos de modelo alemán, uno de ellos, fabricado en Alemania y cuatro, en Brasil.
Considerando la vastitud del Atlántico Sur, natural teatro de nuestras operaciones navales y la magnitud de nuestros intereses en el mar, la Marina constató, desde entonces, que, en lo que tañía a submarinos, la posesión de convencionales no era el bastante. Para el cumplimiento de su misión constitucional de defender la soberanía, la integridad territorial y los intereses marítimos del País, se volvía menester disponer, también, de submarinos nucleares. Aquellos, delante de sus peculiaridades, para empleo preponderante en áreas costeras, en zonas de patrulla limitadas. Estos, gracias a la excepcional movilidad, para la garantía de la defensa avanzada de la frontera marítima más distante.
Delante de la necesidad estratégica, por un lado y, por otro, del “apartheid” tecnológico que siempre negó a países periféricos el desarrollo de las tecnologías asociadas al dominio del átomo, la MB decidió desarrollar, de manera autóctona, la tecnología de construcción de submarinos nucleares.
Así, desde el final de la década de 1970, conduce, en las dependencias de su Centro Tecnológico de Marina en São Paulo, un programa de desarrollo de tecnología nuclear, visando, por un lado, el dominio del ciclo del combustible nuclear, que logró éxito en 1982; por otro, la construcción de uno prototipo de reactor nuclear capaz de generar energía para hacer funcionar la planta de propulsión de un submarino nuclear, lo que todavía no está listo, con operación prevista para 2013.
Paralelamente, para capacitarse a construir submarinos, en la misma época cuidó de obtener, en Alemania, el traspaso de tecnología de construcción de submarinos, empleando, para tanto, el proyecto del submarino IKL-209, a la época el modelo más vendido en el mundo. Fueron, así, construidos uno sumergible en los astilleros de la HDW, en Kiel, y cuatro de ellos en el Arsenal de Marina de Rio de Janeiro (AMRJ), poniendo la MB en el limitado rol de los países constructores de esos ingenios.
Sin embargo tener logrado éxito en la construcción, falta a Marina la capacidad de desarrollar proyectos de submarinos. El camino seguido por las potencias que producen submarinos nucleares fue el de, a partir del pleno dominio del proyecto de convencionales, evolucionar, por etapas, para un submarino nuclear, cuyos requisitos, en términos de tecnología y control de calidad, superan en mucho aquellos de uno convencional. Así, el camino natural para Brasil sería, de la misma forma, lo de desarrollar sucesivos prototipos, hasta que se llegase a un proyecto adecuado, para abrigar una planta nuclear. Como no se dispone del tiempo ni de los recursos necesarios para tanto, la solución delineada por la MB, en el objetivo de, con seguridad, saltar etapas, fue la de buscar sociedades estratégicas con países detentadores de tais tecnologías y que estuviesen dispuestos a transferirlas. En nuestro caso, teniendo en vista el proceso evolutivo indispensable, la sociedad tendría que ser buscada junto a países que produjesen, simultáneamente, submarinos convencionales y nucleares. Después de largo y acurado proceso de elección, Francia fue el país seleccionado.
El significado de la posesión del submarino nuclear
Desde la divulgación de las noticias referentes al petróleo existente en el pre-sal, es común que se pregunte se tais descubiertas influyeron en la reanudada de la inversión en el submarino nuclear.
Pues, releva notar que, desde el inicio, el programa jamás fue interrumpido por Marina. Mismo entre los años de 1994 a 2006, cuando se constató la insuficiencia de recursos de otras fuentes gubernamentales, la MB cuidó de mantenerlo vivo, aunque en estado casi vegetativo, con el sacrificio exclusivo del presupuesto de la Fuerza. Si hubiese sido descontinuado, el coste de la reanudada sería sencillamente impagable. La mudanza habida, a partir de 2007, fue el aporte de más recursos gubernamentales, fruto de nueva visión política de la actual administración de más alto nivel del País.
Aun así, la mencionada alteración en el “status quo” es anterior a la revelación de las descubiertas del pre-sal que, sin embargo, sólo hacen enfatizar, todavía más, su necesidad. Más de 90% de nuestro petróleo - dos millones de barriles por día - son extraídos del mar. De la misma forma, más de 95% de nuestro comercio exterior - cerca de US$ 300 mil millones, entre exportaciones e importaciones - son transportados por vía marítima. También, nuestras aguas jurisdiccionales, que acostumbramos llamar de Amazonia Azul, contiene, en la imensidão de la masa líquida y del vasto territorio sumergido, de millones de kilómetros cuadrados, riquezas biológicas y minerales, largamente amenazadas por las explotación predatoria y codicia internacional.
Como si ve, los intereses marítimos de Brasil son de tal magnitud, que exigen quedar confiados a la protección de Marina . La falta de medios de defensa, para tanta riqueza, puede acabar se constituyendo en invitación la determinadas acciones lesivas a la soberanía nacional. De ahí, la necesidad de una Fuerza Naval capaz de desencorajá-las.
En el caso del submarino nuclear, es evidente que su acción específica no deberá ser la de permanecer como “centinela” alrededor de los campos, como eventualmente se especula. En verdad, el relevante no es ni lo que él va a hacer, pero lo que puede hacer. Y puede tanto, que su simple existencia es suficiente para producir buena parte de los efectos deseados con su posesión. Como dicho, nuestra Zona Económica Exclusiva cubre cerca de 4,4 millones de kilómetros cuadrados. Es para estar, la tiempo y la hora, regalo en cualquier punto de esa vastidão oceánica, que se necesita de un submarino nuclear. Todavía más, los intereses de Brasil, en el mar, no terminan en los límites de la Amazonia Azul. Ellos se extienden a cualquier lugar donde un barco navegue bajo nuestra bandera, cuya protección es deber inalienable del Estado Brasileño.
Esa, la importancia estratégica de la construcción del submarino nuclear.
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