PUERTO BELGRANO – El domingo concluyó la fase de mar del ejercicio combinado Atlasur VIII, que contó con la participación de las armadas de Brasil, Uruguay, Sudáfrica y Argentina en calidad de anfitriona.
El despliegue implicó la movilización de mil cuatrocientos hombres, nueve buques, dos submarinos y seis aeronaves navales. Se desarrolló durante seis días, en aguas argentinas a unas noventa millas de Mar del Plata.
Todos estos países comparten la responsabilidad SAR (búsqueda y rescate marítimo) en el Atlántico Sur, por eso el objetivo del ejercicio es que las armadas interoperen complementando sus medios.
“Lo que se pretende con este ejercicio es conocernos para poder responder de forma combinada frente a emergencias marítimas y no hay mejor escenario para un marino que conocerse en el mar, operando”, explicó el comandante del grupo de tareas, capitán de navío Fernando Beccaría.
Beccaría tuvo a su cargo al destructor ARA “Almirante Brown” –en calidad de buque insignia -, las corbetas ARA “Rosales” y “Spiro”, el transporte “Krausse” y el submarino ARA “Salta” por parte de Argentina. También, el buque (A-301) SAS “Drakensberg” y el submarino (S-102) SAS “Charlotte Maxeke” de la Armada Sudafricana; el destructor BNS “Constitucao”, de la Armada de Brasil y la fragata “Uruguay” de la Armada homónima.
Además participaron un helicóptero Fennec de la Primera Escuadrilla Aeronaval Argentina –embarcado en el Brown-, otro helicóptero Super Lynx –a bordo del Constitucao- y un SH-32 Orix –en el Drakensberg-.
Y como parte de las operaciones aéreas y antisubmarinas argentinas se sumó un Sea King, de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de helicópteros; un avión Super Etendard, de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, un avión P3 B Orion, de Escuadrilla Aeronaval de Exploración y un avión S2T Tracker, de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina.
“Todas las armadas que participan tienen capacidades similares; hay armadas que tienen capacidades relativas por sobre otras, pero lo bueno de estos ejercicios es que esas diferentes capacidades se complementan”, aclaró Beccaría.
Además agregó que “la conclusión permanente que uno saca de este tipo de ejercicios es la importancia de estrechar vínculos de amistad, porque a pesar de las diferentes culturas o idiosincrasias, las armadas en general tenemos una idiosincrasia parecida y eso nos une en el mar”.
Los ejercicios
Tras zarpar de Puerto Belgrano y durante los primeros días de navegación se realizaron calificación de pilotos (del cual resultó un nuevo instructor tras computar sus cien anavizajes nocturnos), control marítimo, tiro antiaéreo y contra blanco remolcado y adiestramiento de submarinos. Además de diversos zafarrancho de incendio, recuperación de hombre en el agua y ejercicio de VRC (Visita de Registro y Captura), entre otros.
Mientras que desde el jueves al mediodía –ya en la zona de operaciones frente a Mar del Plata- y hasta el sábado por la tarde –ya de regreso a Puerto Belgrano- se planteó la hipótesis central del adiestramiento: tácticas de bloqueo marítimo.
Según explicó el teniente de navío Ariel Gestoso, integrante argentino del Estado Mayor del Ejercicio, se supuso un posible traslado de armas por vía marítima para un país que surgió de la unificación de dos pequeños países y que tras la muerte de su líder inicia acciones independistas para volver a su configuración anterior. Tras las hostilidades, la ONU ordenó la conformación de una fuerza multinacional para impedir el arribo de la unidad con armas destinada a uno de los bandos del país en conflicto.
Por eso durante esos dos días se realizaron acciones de control aéreo, simulación de combate, control del tráfico marítimo y visitas de registro y captura a buques sospechosos de trasladar las armas.
Todas estas acciones se operaron en el marco del derecho internacional. Finalmente, al atardecer del sábado se dieron por finalizadas las actividades cuando se concretó el bloqueo.
El despliegue implicó la movilización de mil cuatrocientos hombres, nueve buques, dos submarinos y seis aeronaves navales. Se desarrolló durante seis días, en aguas argentinas a unas noventa millas de Mar del Plata.
Todos estos países comparten la responsabilidad SAR (búsqueda y rescate marítimo) en el Atlántico Sur, por eso el objetivo del ejercicio es que las armadas interoperen complementando sus medios.
“Lo que se pretende con este ejercicio es conocernos para poder responder de forma combinada frente a emergencias marítimas y no hay mejor escenario para un marino que conocerse en el mar, operando”, explicó el comandante del grupo de tareas, capitán de navío Fernando Beccaría.
Beccaría tuvo a su cargo al destructor ARA “Almirante Brown” –en calidad de buque insignia -, las corbetas ARA “Rosales” y “Spiro”, el transporte “Krausse” y el submarino ARA “Salta” por parte de Argentina. También, el buque (A-301) SAS “Drakensberg” y el submarino (S-102) SAS “Charlotte Maxeke” de la Armada Sudafricana; el destructor BNS “Constitucao”, de la Armada de Brasil y la fragata “Uruguay” de la Armada homónima.
Además participaron un helicóptero Fennec de la Primera Escuadrilla Aeronaval Argentina –embarcado en el Brown-, otro helicóptero Super Lynx –a bordo del Constitucao- y un SH-32 Orix –en el Drakensberg-.
Y como parte de las operaciones aéreas y antisubmarinas argentinas se sumó un Sea King, de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de helicópteros; un avión Super Etendard, de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, un avión P3 B Orion, de Escuadrilla Aeronaval de Exploración y un avión S2T Tracker, de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina.
“Todas las armadas que participan tienen capacidades similares; hay armadas que tienen capacidades relativas por sobre otras, pero lo bueno de estos ejercicios es que esas diferentes capacidades se complementan”, aclaró Beccaría.
Además agregó que “la conclusión permanente que uno saca de este tipo de ejercicios es la importancia de estrechar vínculos de amistad, porque a pesar de las diferentes culturas o idiosincrasias, las armadas en general tenemos una idiosincrasia parecida y eso nos une en el mar”.
Los ejercicios
Tras zarpar de Puerto Belgrano y durante los primeros días de navegación se realizaron calificación de pilotos (del cual resultó un nuevo instructor tras computar sus cien anavizajes nocturnos), control marítimo, tiro antiaéreo y contra blanco remolcado y adiestramiento de submarinos. Además de diversos zafarrancho de incendio, recuperación de hombre en el agua y ejercicio de VRC (Visita de Registro y Captura), entre otros.
Mientras que desde el jueves al mediodía –ya en la zona de operaciones frente a Mar del Plata- y hasta el sábado por la tarde –ya de regreso a Puerto Belgrano- se planteó la hipótesis central del adiestramiento: tácticas de bloqueo marítimo.
Según explicó el teniente de navío Ariel Gestoso, integrante argentino del Estado Mayor del Ejercicio, se supuso un posible traslado de armas por vía marítima para un país que surgió de la unificación de dos pequeños países y que tras la muerte de su líder inicia acciones independistas para volver a su configuración anterior. Tras las hostilidades, la ONU ordenó la conformación de una fuerza multinacional para impedir el arribo de la unidad con armas destinada a uno de los bandos del país en conflicto.
Por eso durante esos dos días se realizaron acciones de control aéreo, simulación de combate, control del tráfico marítimo y visitas de registro y captura a buques sospechosos de trasladar las armas.
Todas estas acciones se operaron en el marco del derecho internacional. Finalmente, al atardecer del sábado se dieron por finalizadas las actividades cuando se concretó el bloqueo.
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