Observando de cerca al T-22

Por: Claudio Caputti (Growler)
Fotos: Pablo Nieves (Kelly 007)
Tiempo atrás nuestro camarógrafo oficial “Kelly007” se topó en el sector militar del aeroparque Jorge Newbery con el Lear T-22 luciendo su nuevo esquema low-vis (de baja visibilidad) y no dudó en sacarle varias fotos para que no solo podamos verlas aquí sino también para conocer algunos detalles más del avión.
Los Lear 35A llegaron a la FAA a fines de los 70’s y principios de los años 80’s siendo una de las primeras fuerzas aéreas en adoptar éste modelo para una amplia diversidad de tareas, tal como el enlace, transporte VIP, verificación de radioayudas, aerofotografía, reconocimiento e incluso como aeronaves señuelo tal como sucedió durante la guerra por Malvinas. En el caso puntual del “Tango dos-dos”, se trata del Lear 35A-136 construído en 1977 y asignado al Grupo I Aerofotografico de la II Brigada Aérea. La FAA decidió adquirir cuatro unidades con equipamiento aerofotográfico destinados a reemplazar a los IA-50 Guaraní II que operaban en dicho Grupo. Por circunstancias ajenas a éste artículo, el T-22 permaneció desprogramado por casi once años hasta que finalmente en el año 2009 fue enviado a la empresa West Star Aviation en Estados Unidos donde se le practicó la inspección de 12 años, siendo el ejemplar literalmente reconstruído y recibiendo el nuevo esquema de baja visibilidad, además de incorporar mejoras en los sistemas de navegación.
El 35A es un reactor ejecutivo de gran éxito comercial en los años 70’ y 80’s, no muy cómodo para los pasajeros que deben limitarse a un fuselaje de sólo 1,5 metros de ancho por 1,32 metros de altura; pero con prestaciones más que óptimas ya que en crucero alcanza sin problemas los 460 kt (872 km/h), trepa a razón de 4.000 ft/min (1.320 mts/min) y tiene un techo operativo más que interesante, unos 45.000 pies o sea casi 15 km de altitud.

Claramente visible en la unión ala/fuselaje se encuentra la bahía destinada a las cámaras fotográficas. De diseño casi cuadrado normalmente alberga dos equipos fotográficos que le permiten realizar aerofotografía de todo tipo y alta definición. Si bien se trata de equipos no digitales, la calidad de las imágenes es más que óptima aunque requiere del tratamiento fotográfico tradicional para su análisis.

[center]

Para quienes nunca han visto bien de cerca el ala de un Lear, les llamará la atención esta doble fila de “chapitas” y aunque no todos los Lear 35 tienen éste mismo tipo de ala, en el caso del T-22 presenta ésta particular disposición de dispositivos introducidos a partir de 1979 con la modificación del ala denominada “Sotfflite”y destinada a mejorar las performances del ala a bajas velocidades. Estos dispositivos se conocen como BLE (Boundary Layer Energizers) o sea energizantes de capa límite que están diseñados y dispuestos en dos hileras para inducir un flujo aerodinámico turbulento que retarda la separación del flujo de aire que forma la capa límite a altas velocidades.
Aquí debajo se aprecia la posición de uno de los reactores TFE-731-2, prácticamente el mismo motor que propulsa al IA-63 Pampa. Ubicado en góndolas externas en la parte trasera del fuselaje son motores de alta confiabilidad aunque debido a la posición de los mismos, ante la plantada de alguno de ellos, el empuje asimétrico se siente y mucho en un Lear con lo cual en ésa condición hay que volarlo muy fino y controlado ya que con un motor menos el Lear se puede descontrolar muy rápido, de hecho varios accidentes han sucedido por ése motivo.
En esta imagen se puede observar la proa característica del Lear junto con su parabrisas de dos piezas y diseño envolvente. En la base del mismo se encuentran dos ductos o salidas de aire caliente que permiten mantener el parabrisas libre de hielo cuando el avión opera en zonas gélidas o a gran altitud con bajas temperaturas. El parabrisas está certificado para recibir el impacto de un ave de 2 kg a 550 km/h.
Para Interdefensa Militar Argentina
Fotos: Kelly007
Texto: Growler
Comentario