Un pequeño proyecto que tenía en la cabeza desde hace tiempo y que recién me decidí a terminar. Todo lo que ud. siempre quiso saber (y nunca se atrevió a preguntar) sobre el Panavia Tornado GR1 y su participación en la Guerra del Golfo de 1991. Que lo disfruten XD

“Sus gobiernos los están forzando a cometer un acto de agresión, con el objetivo de hacerle daño al pueblo de Iraq. El nuestro es un pueblo bueno y generoso; nuestra nación tiene sus raíces en la antigua civilización. Los pilotos iraquíes los respetan, siempre y cuando sean pacíficos, como lo somos nosotros, pero sentimos que ustedes son hostiles y amenazan nuestra independencia. Llegará el momento en el cual lanzaremos nuestros misiles contra ustedes desde donde menos lo esperen y ese es nuestro derecho. Nos sentimos determinados a forzarlos a ustedes a abandonar nuestro espacio aéreo; sus acciones no tienen justificación y no son en interés de sus naciones. Desde ahora son considerados hostiles y en cualquier momento serán blanco de nuestras armas. Recuerden: Dios es más grande que cualquiera o cualquier cosa”.
Mensaje de radio a las aeronaves de la Coalición – Golfo Pérsico, 16 de enero de 1991
El 2 de agosto de 1990, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la Resolución 660, condenando la invasión por parte de la República de Iraq contra su vecino, el pequeño estado petrolífero de Kuwait, perpetrada horas antes por las huestes militares del dictador Saddam Hussein. El Reino Unido de Gran Bretaña anunció su intención explícita de desplegar poder militar a la región del Golfo Pérsico. Las primeras unidades en arribar a las bases en Arabia Saudí y el pequeño emirato de Bahrein habrían de pertenecer a la Royal Air Force (Real Fuerza Aérea o RAF). El nombre clave de la operación: ‘Granby’.
El 29 de noviembre, el Consejo de Seguridad aprobó por mayoría absoluta (salvo dos votos en contra y una abstención) la Resolución 678, que instaba a Iraq a retirar sus fuerzas de Kuwait y le otorgaba para ello un plazo, el cual finalizaba el 15 de enero de 1991, después de lo cual, de incumplir Iraq con dicho mandato, autorizaba a los países miembros de la ONU a disponer de “los medios que sean necesarios” para remover a las tropas iraquíes del estado del Golfo. Una Coalición internacional – conformada por 34 países y liderada por los Estados Unidos de Norteamérica que incluía al Reino Unido, Francia, Canadá, Australia y países árabes como Arabia Saudí, Omán, Bahrein y Egipto, entre otros – se aprestó a hacer cumplir el mandato de la ONU, por la fuerza, de ser necesario. “La madre de todas las batallas”, como la llamaría el propio Saddam, habría de resolverse como una campaña intensiva de ataques por tierra, mar y aire – utilizando novedosas tecnologías que serían ampliamente publicitadas por la prensa mundial – destinada a desarticular el poder combativo iraquí: una verdadera Tormenta del Desierto.
Representando ni más ni menos que tres cuartos de la fuerza de ataque británica al inicio de las hostilidades, el avión de combate Panavia Tornado GR1 – ‘Tonka’, como es llamado afectuosamente por quienes tienen el privilegio de volarlo – de la RAF diariamente acosó los campos aéreos, almacenes de municiones y emplazamientos de comunicaciones iraquíes, acreditando a sus tripulaciones una reputación de valentía y precisión. A pesar de la mala suerte inicial – la cual, por causa de las pérdidas aparentemente desproporcionadas al comienzo de la campaña, resultó que el avión recibiese más descargas de artillería de parte de la prensa británica que de los propios iraquíes – el Tornado GR1 emergió del conflicto con su reputación inmensamente fortalecida.
DESPLIEGUE AL GOLFO
A comienzos de junio de 1991, la RAF incrementó su fuerza de Tornado GR1 a uno y medio escuadrones y un número considerablemente mayor de personal en el Golfo Pérsico, en preparación para actuar si, luego de la fecha límite impuesta por la ONU, Iraq todavía se rehusaba a retirar sus fuerzas militares de Kuwait. La antigua base RAF Muharraq – hoy Aeropuerto Internacional del pequeño Reino de Bahrein – había sido la primera en recibir a los GR1 cuando una docena de aviones abandonó RAF Brüggen, Alemania Occidental, el 27 de agosto de 1991. Un segundo escuadrón con aeronaves provenientes de RAF Laarbruch (con tripulaciones en su mayoría de la base Marham en Norfolk, Reino Unido) se desplegó el 19 de septiembre, pero se desplazó a Tabuk, en el lejano nor-oriente saudí, a partir del 8 de octubre en adelante. Finalmente, se decidió complementar al interceptor Tornado F3 (conocido como ADV o Variante de Defensa Aérea) con base en Dhahran (en el noreste de Arabia Saudí) con doce GR1 provenientes de Brüggen, los cuales comenzaron a llegar el 3 de enero. El elemento de reconocimiento, provisto por RAF Laarbruch, consistía en una partida de seis GR1As llevados a Dhahran entre el 13 y 16 de enero.

Fig.1 Aeronaves de combate británicas desplegadas al teatro de operaciones del Golfo: SEPECAT Jaguar GR1A, Panavia Tornado GR1/GR1A, Blackburn Buccaneer SB2 y Panavia Tornado F3 (foto: David Bolsover)
En Muharraq, el Gp Capt (Group Captain) David Henderson se encontraba comandando el destacamento de la RAF y el No 15 Sqn (Wg Cdr – Wing Commander – John Broadbent) era el escuadrón líder – a pesar de que las tripulaciones fueron provistas por los No 9, 17, 27, 31 y 617 Squadrons. El comandante de la base aérea de Tabuk era el Gp Capt Bill Hedges y su escuadrón líder era el No 16 Sqn (Wg Cdr Travers Smith), asistido por una buena porción del No 20 Sqn y tripulaciones provenientes de los No 2, 9 y 15 Squadrons (más de los No 13 y 617 Squadrons, posteriormente). Allí se encontraba un adicional de 15 Tornados, de los cuales siete fueron equipados para llevar el novedoso misil antirradiación ALARM como carga alternativa a la convencional de bombas. Dhahran poseía 15 GR1 y seis GR1A de reconocimiento, comandados por el Gp Capt Cliff Spink quien, a diferencia de sus otros dos colegas comandantes, era un piloto interceptor más que un bombardero. En esta base, el No 31 Sqn (Wg Cdr Jerry Witts) fue reforzado con personal proveniente de los No 9, 14 y 17 Squadrons más aquellos del No 2 y 13 Squadrons, dedicados a labores de reconocimiento.

Fig.2 Destacamentos de Tornado de la RAF desplegados en Bahrein y Arabia Saudí - la cantidad de aeronaves indicada por base incluye aeronaves de reemplazo o en rotación (imagen del autor)
Por su parte y aunque no por responsabilidad de la RAF, la situación en Dhahran resultó encontrarse menos resuelta de la esperable al momento de la llegada de las primeras fuerzas. Arribando tan tarde al teatro de operaciones, los escuadrones operando desde dicha base se encontraban definitivamente a la cola de la línea logística y su alojamiento operacional, compuesto por un conjunto de edificios desmontables – erigidos con premura en lo que pronto habría de convertirse en uno de los aeropuertos con más tráfico en el mundo – dejaba mucho que desear. Pero no había tiempo para quejas, de manera que el equipo liderado por Jerry Witts se propuso hacer lo mejor posible con lo poco que se tenía a la mano.
Gracias a la agilidad y disponibilidad del dinero necesario, pudo recurrirse al apertrechamiento local a fin de equipar rápidamente las instalaciones con insumos básicos tales como computadoras, fotocopiadoras a color, vehículos y todo lo necesario para hacer posible el inicio de operaciones. Los vuelos de entrenamiento comenzaron el 3 de enero con el fin de familiarizar a las tripulaciones con las particularidades de operar en el desierto, tanto de día como de noche, así como practicar la recientemente adquirida habilidad en la técnica del reabastecimiento aéreo (que más adelante probaría ser esencial en el planeamiento y la ejecución de las misiones). Personal militar continuó arribando durante las semanas siguientes; de lo que originalmente había sido una precaria instalación, la base se había transformado en un centro de operaciones semi-reforzado con sistemas de filtración de aire a prueba de ataques químicos, completamente equipado y preparado para recibir futuras modificaciones de ser necesario.
LA ESTRATEGIA
La estrategia trazada a fin de neutralizar el poderío bélico iraquí comprendía tres distintas fases de operaciones, diseñadas en primera instancia para desbaratar la cohesión entre las fuerzas enemigas empleando los medios aéreos y preparar el campo de batalla para la ofensiva terrestre. La Fase 1 se dirigió entonces a neutralizar objetivos estratégicos, desde almacenes de armas de destrucción masiva hasta los centros de comunicaciones, comando y control. La Fase 2 tendría como blanco la infraestructura de defensa aérea (campos de aviación, sitios de radar, baterías de misiles tierra-aire, etc.) y el establecimiento de la propia superioridad aérea sobre el campo de batalla. Finalmente, la Fase 3 pondría su atención en atacar a las fuerzas terrestres iraquíes en una campaña incesante utilizando bombardeos tanto de precisión como de saturación.
Los Tornado de la RAF habrían de estar dedicados en primera instancia a la supresión de las pistas de aterrizaje y campos aéreos desde los cuales la Fuerza Aérea Iraquí (IqAF), veterana de un conflicto de ocho años con su vecino Irán y poseedora de un estimado de más de 900 aviones de distintos tipos, podía lanzar un contraataque y sorprender a las fuerzas de la Coalición.

Fig.3 Principales campos aéreos iraquíes en 1991 (imagen del autor)
(sigue...)

“Sus gobiernos los están forzando a cometer un acto de agresión, con el objetivo de hacerle daño al pueblo de Iraq. El nuestro es un pueblo bueno y generoso; nuestra nación tiene sus raíces en la antigua civilización. Los pilotos iraquíes los respetan, siempre y cuando sean pacíficos, como lo somos nosotros, pero sentimos que ustedes son hostiles y amenazan nuestra independencia. Llegará el momento en el cual lanzaremos nuestros misiles contra ustedes desde donde menos lo esperen y ese es nuestro derecho. Nos sentimos determinados a forzarlos a ustedes a abandonar nuestro espacio aéreo; sus acciones no tienen justificación y no son en interés de sus naciones. Desde ahora son considerados hostiles y en cualquier momento serán blanco de nuestras armas. Recuerden: Dios es más grande que cualquiera o cualquier cosa”.
Mensaje de radio a las aeronaves de la Coalición – Golfo Pérsico, 16 de enero de 1991
“Tengo el desplazamiento. Correcciones hechas. ¡Dale!”, exclama AJ, mi navegante. El avión se sacude hacia la izquierda mientras vuelvo a seleccionar la opción de mantener la senda en el piloto automático. Todo parece irreal, zumbando a 500 nudos a través de la densa y aterciopelada oscuridad. El presentador frontal de datos me advierte que estamos a 180 pies (55 metros) sobre el desierto pero daría lo mismo si estuviésemos a 18 mil porque no puedo ver nada frente a mi, tan solo la simbología en el HUD que me indica el tiempo remanente para el instante de soltar las armas ¡Gracias a Dios el suelo es plano – por lo menos es lo que creo! ¿Tal vez debiera haberme puesto los anteojos de visión nocturna después de todo? Demasiado tarde...
“Cinco millas. Conforme, radar apagado”
“MASS. Armado tardío. Gatillos libres”
Recitamos una letanía de chequeos, tal como lo habíamos hecho cientos de veces antes. Pero nunca como ahora. Esta vez va en serio y frente a nosotros, a tan solo 30 segundos, yace un campo aéreo iraquí. Es poco más de la media noche GMT del 17 de enero de 1991 y vamos camino a la guerra.
“Veinte segundos… quince… cinco…”
“Listo”
Allá van. El avión vibra violentamente a medida que nuestros JP233 eyectan sus cargas. Un resplandor pulsante surge debajo de nuestra aeronave. De repente, se escuchan dos ruidos sordos fortísimos mientras los dispensadores de submuniciones vacíos son expulsados. Un pensamiento rápido: “con que así es como se siente…”, pero simultáneamente, alarmas suenan en la cabina, el piloto automático se apaga, el avión se encabrita y mi ritmo cardiaco sube a 400 mientras lucho con el bastón de mando para traer la nariz de nuevo hacia abajo.
“¿Qué son esas luces anaranjadas, AJ?”
“¡’Triple A’, ******!”
“¡Cristo…!”
Las luces centelleantes se convierten en varas de luz formando arcos por encima y debajo de nosotros. Lejos, a la derecha, el cielo estalla en llamas naranjas seguidas por una cortina de incandescente fuego blanco mientras más AAA abre fuego hacia la oscuridad. Un centenar de experiencias fugaces que pasan demasiado rápido como para poder recordarlas en detalle. Proseguimos. Directo a casa. No he tocado los aceleradores ni los he movido fuera de su posición de potencia militar pero veo que estamos volando a casi 540 nudos mientras rompemos con fuerza a la izquierda y derecha fuera de curso para evitar las amenazas que van apareciendo en nuestro sistema de advertencia de radar. Trataré de colocar las alas en máxima flecha para ver si puedo obtener más velocidad. No quiero usar la postcombustión. Nos pone en evidencia como una bengala y de todas formas, no puedo arriesgarme al gasto de combustible. Llamo a mis compañeros de escuadrilla para que reasuman la formación. Todos salimos sin un rasguño, a Dios gracias.
El tiempo parece detenerse mientras la línea marrón que marca la frontera se arrastra lentamente hacia la parte inferior de la pantalla del mapa móvil. Suprimo un deseo irracional de explotar en carcajadas mientras leo una nota de advertencia marcada en el mapa sujeto a mi piernera:
Advertencia: volar en Iraq fuera del espacio aéreo controlado está ESTRICTAMENTE PROHIBIDO
Entonces, repentinamente, cruzamos la línea. ¡Estamos bien! ¡Estamos vivos! ¡Dios mío, lo logramos! Ahora, por dónde andará ese avión-cisterna…
Wg Cdr Jerry Witts, No 31 Squadron, piloto de Tornado GR1 sobre el campo aéreo de Tallil (Iraq)
“Cinco millas. Conforme, radar apagado”
“MASS. Armado tardío. Gatillos libres”
Recitamos una letanía de chequeos, tal como lo habíamos hecho cientos de veces antes. Pero nunca como ahora. Esta vez va en serio y frente a nosotros, a tan solo 30 segundos, yace un campo aéreo iraquí. Es poco más de la media noche GMT del 17 de enero de 1991 y vamos camino a la guerra.
“Veinte segundos… quince… cinco…”
“Listo”
Allá van. El avión vibra violentamente a medida que nuestros JP233 eyectan sus cargas. Un resplandor pulsante surge debajo de nuestra aeronave. De repente, se escuchan dos ruidos sordos fortísimos mientras los dispensadores de submuniciones vacíos son expulsados. Un pensamiento rápido: “con que así es como se siente…”, pero simultáneamente, alarmas suenan en la cabina, el piloto automático se apaga, el avión se encabrita y mi ritmo cardiaco sube a 400 mientras lucho con el bastón de mando para traer la nariz de nuevo hacia abajo.
“¿Qué son esas luces anaranjadas, AJ?”
“¡’Triple A’, ******!”
“¡Cristo…!”
Las luces centelleantes se convierten en varas de luz formando arcos por encima y debajo de nosotros. Lejos, a la derecha, el cielo estalla en llamas naranjas seguidas por una cortina de incandescente fuego blanco mientras más AAA abre fuego hacia la oscuridad. Un centenar de experiencias fugaces que pasan demasiado rápido como para poder recordarlas en detalle. Proseguimos. Directo a casa. No he tocado los aceleradores ni los he movido fuera de su posición de potencia militar pero veo que estamos volando a casi 540 nudos mientras rompemos con fuerza a la izquierda y derecha fuera de curso para evitar las amenazas que van apareciendo en nuestro sistema de advertencia de radar. Trataré de colocar las alas en máxima flecha para ver si puedo obtener más velocidad. No quiero usar la postcombustión. Nos pone en evidencia como una bengala y de todas formas, no puedo arriesgarme al gasto de combustible. Llamo a mis compañeros de escuadrilla para que reasuman la formación. Todos salimos sin un rasguño, a Dios gracias.
El tiempo parece detenerse mientras la línea marrón que marca la frontera se arrastra lentamente hacia la parte inferior de la pantalla del mapa móvil. Suprimo un deseo irracional de explotar en carcajadas mientras leo una nota de advertencia marcada en el mapa sujeto a mi piernera:
Advertencia: volar en Iraq fuera del espacio aéreo controlado está ESTRICTAMENTE PROHIBIDO
Entonces, repentinamente, cruzamos la línea. ¡Estamos bien! ¡Estamos vivos! ¡Dios mío, lo logramos! Ahora, por dónde andará ese avión-cisterna…
Wg Cdr Jerry Witts, No 31 Squadron, piloto de Tornado GR1 sobre el campo aéreo de Tallil (Iraq)
El 29 de noviembre, el Consejo de Seguridad aprobó por mayoría absoluta (salvo dos votos en contra y una abstención) la Resolución 678, que instaba a Iraq a retirar sus fuerzas de Kuwait y le otorgaba para ello un plazo, el cual finalizaba el 15 de enero de 1991, después de lo cual, de incumplir Iraq con dicho mandato, autorizaba a los países miembros de la ONU a disponer de “los medios que sean necesarios” para remover a las tropas iraquíes del estado del Golfo. Una Coalición internacional – conformada por 34 países y liderada por los Estados Unidos de Norteamérica que incluía al Reino Unido, Francia, Canadá, Australia y países árabes como Arabia Saudí, Omán, Bahrein y Egipto, entre otros – se aprestó a hacer cumplir el mandato de la ONU, por la fuerza, de ser necesario. “La madre de todas las batallas”, como la llamaría el propio Saddam, habría de resolverse como una campaña intensiva de ataques por tierra, mar y aire – utilizando novedosas tecnologías que serían ampliamente publicitadas por la prensa mundial – destinada a desarticular el poder combativo iraquí: una verdadera Tormenta del Desierto.
Representando ni más ni menos que tres cuartos de la fuerza de ataque británica al inicio de las hostilidades, el avión de combate Panavia Tornado GR1 – ‘Tonka’, como es llamado afectuosamente por quienes tienen el privilegio de volarlo – de la RAF diariamente acosó los campos aéreos, almacenes de municiones y emplazamientos de comunicaciones iraquíes, acreditando a sus tripulaciones una reputación de valentía y precisión. A pesar de la mala suerte inicial – la cual, por causa de las pérdidas aparentemente desproporcionadas al comienzo de la campaña, resultó que el avión recibiese más descargas de artillería de parte de la prensa británica que de los propios iraquíes – el Tornado GR1 emergió del conflicto con su reputación inmensamente fortalecida.
DESPLIEGUE AL GOLFO
A comienzos de junio de 1991, la RAF incrementó su fuerza de Tornado GR1 a uno y medio escuadrones y un número considerablemente mayor de personal en el Golfo Pérsico, en preparación para actuar si, luego de la fecha límite impuesta por la ONU, Iraq todavía se rehusaba a retirar sus fuerzas militares de Kuwait. La antigua base RAF Muharraq – hoy Aeropuerto Internacional del pequeño Reino de Bahrein – había sido la primera en recibir a los GR1 cuando una docena de aviones abandonó RAF Brüggen, Alemania Occidental, el 27 de agosto de 1991. Un segundo escuadrón con aeronaves provenientes de RAF Laarbruch (con tripulaciones en su mayoría de la base Marham en Norfolk, Reino Unido) se desplegó el 19 de septiembre, pero se desplazó a Tabuk, en el lejano nor-oriente saudí, a partir del 8 de octubre en adelante. Finalmente, se decidió complementar al interceptor Tornado F3 (conocido como ADV o Variante de Defensa Aérea) con base en Dhahran (en el noreste de Arabia Saudí) con doce GR1 provenientes de Brüggen, los cuales comenzaron a llegar el 3 de enero. El elemento de reconocimiento, provisto por RAF Laarbruch, consistía en una partida de seis GR1As llevados a Dhahran entre el 13 y 16 de enero.

Fig.1 Aeronaves de combate británicas desplegadas al teatro de operaciones del Golfo: SEPECAT Jaguar GR1A, Panavia Tornado GR1/GR1A, Blackburn Buccaneer SB2 y Panavia Tornado F3 (foto: David Bolsover)
En Muharraq, el Gp Capt (Group Captain) David Henderson se encontraba comandando el destacamento de la RAF y el No 15 Sqn (Wg Cdr – Wing Commander – John Broadbent) era el escuadrón líder – a pesar de que las tripulaciones fueron provistas por los No 9, 17, 27, 31 y 617 Squadrons. El comandante de la base aérea de Tabuk era el Gp Capt Bill Hedges y su escuadrón líder era el No 16 Sqn (Wg Cdr Travers Smith), asistido por una buena porción del No 20 Sqn y tripulaciones provenientes de los No 2, 9 y 15 Squadrons (más de los No 13 y 617 Squadrons, posteriormente). Allí se encontraba un adicional de 15 Tornados, de los cuales siete fueron equipados para llevar el novedoso misil antirradiación ALARM como carga alternativa a la convencional de bombas. Dhahran poseía 15 GR1 y seis GR1A de reconocimiento, comandados por el Gp Capt Cliff Spink quien, a diferencia de sus otros dos colegas comandantes, era un piloto interceptor más que un bombardero. En esta base, el No 31 Sqn (Wg Cdr Jerry Witts) fue reforzado con personal proveniente de los No 9, 14 y 17 Squadrons más aquellos del No 2 y 13 Squadrons, dedicados a labores de reconocimiento.

Fig.2 Destacamentos de Tornado de la RAF desplegados en Bahrein y Arabia Saudí - la cantidad de aeronaves indicada por base incluye aeronaves de reemplazo o en rotación (imagen del autor)
Por su parte y aunque no por responsabilidad de la RAF, la situación en Dhahran resultó encontrarse menos resuelta de la esperable al momento de la llegada de las primeras fuerzas. Arribando tan tarde al teatro de operaciones, los escuadrones operando desde dicha base se encontraban definitivamente a la cola de la línea logística y su alojamiento operacional, compuesto por un conjunto de edificios desmontables – erigidos con premura en lo que pronto habría de convertirse en uno de los aeropuertos con más tráfico en el mundo – dejaba mucho que desear. Pero no había tiempo para quejas, de manera que el equipo liderado por Jerry Witts se propuso hacer lo mejor posible con lo poco que se tenía a la mano.
Gracias a la agilidad y disponibilidad del dinero necesario, pudo recurrirse al apertrechamiento local a fin de equipar rápidamente las instalaciones con insumos básicos tales como computadoras, fotocopiadoras a color, vehículos y todo lo necesario para hacer posible el inicio de operaciones. Los vuelos de entrenamiento comenzaron el 3 de enero con el fin de familiarizar a las tripulaciones con las particularidades de operar en el desierto, tanto de día como de noche, así como practicar la recientemente adquirida habilidad en la técnica del reabastecimiento aéreo (que más adelante probaría ser esencial en el planeamiento y la ejecución de las misiones). Personal militar continuó arribando durante las semanas siguientes; de lo que originalmente había sido una precaria instalación, la base se había transformado en un centro de operaciones semi-reforzado con sistemas de filtración de aire a prueba de ataques químicos, completamente equipado y preparado para recibir futuras modificaciones de ser necesario.
LA ESTRATEGIA
La estrategia trazada a fin de neutralizar el poderío bélico iraquí comprendía tres distintas fases de operaciones, diseñadas en primera instancia para desbaratar la cohesión entre las fuerzas enemigas empleando los medios aéreos y preparar el campo de batalla para la ofensiva terrestre. La Fase 1 se dirigió entonces a neutralizar objetivos estratégicos, desde almacenes de armas de destrucción masiva hasta los centros de comunicaciones, comando y control. La Fase 2 tendría como blanco la infraestructura de defensa aérea (campos de aviación, sitios de radar, baterías de misiles tierra-aire, etc.) y el establecimiento de la propia superioridad aérea sobre el campo de batalla. Finalmente, la Fase 3 pondría su atención en atacar a las fuerzas terrestres iraquíes en una campaña incesante utilizando bombardeos tanto de precisión como de saturación.
Los Tornado de la RAF habrían de estar dedicados en primera instancia a la supresión de las pistas de aterrizaje y campos aéreos desde los cuales la Fuerza Aérea Iraquí (IqAF), veterana de un conflicto de ocho años con su vecino Irán y poseedora de un estimado de más de 900 aviones de distintos tipos, podía lanzar un contraataque y sorprender a las fuerzas de la Coalición.

Fig.3 Principales campos aéreos iraquíes en 1991 (imagen del autor)
(sigue...)
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