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Colombia en la Guerra contra el Perú de 1932

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  • Colombia en la Guerra contra el Perú de 1932

    Les coloco algunas fotos históricas de la parte colombiana en el conflicto:

    El Ejército Colombiano














    La Armada Colombiana















    Espero que estas fotos sean de su interés, y que alguien del Perú se anime a postear fotos peruanas de la época.

    Atentamente,



    CT_Nemo
    si vis pacem, para bellum
    http://www.fuerzasmilitares.org

  • #2
    no tenia idea de este conflicto alguien me podria suministrar informacion y de kien fue el vencedor y las batallas mas importantes

    Comentario


    • #3
      Aca te dejo un pequeño resumén del conflicto.

      El Conflicto con Colombia (1932-1933)
      Los años posteriores luego del derrocamiento del presidente Leguía en agosto de 1930, estuvieron caracterizados por una gran inestabilidad política en el país. La Armada no pudo sustraerse a esta realidad y se vivió un lamentable levantamiento de la marinería que concluyó con el fusilamiento de ocho tripulantes en la isla San Lorenzo (mayo 1932). La situación se vio complicada al producirse un conflicto fronterizo con la vecina República de Colombia, cuyos orígenes inmediatos se remontaban al gobierno del presidente Leguía, durante el cual se había firmado a espaldas de la opinión publica, un tratado limítrofe que resolvía los asuntos fronterizos pendientes con el país mencionado, conocido como tratado Salomón-Lozano. Hacia mediados del año 1932, este tratado ya era de dominio público, provocando entre los pobladores del Departamento de Loreto un total rechazo, puesto que se consideraba que dicho acuerdo diplomático lesionaba los intereses nacionales al haberse cedido el territorio del llamado trapecio amazónico. Ello conllevó a que un grupo de loretanos se apoderara del pueblo de Leticia, ya en posesión de Colombia, expulsando a las autoridades del país vecino. Lo sorpresivo de estos hechos, hizo pensar en un primer momento a las autoridades peruanas encabezadas por el general Luis Sánchez Cerro, a la sazón presidente de la República, que se trataba de una acción promovida por sus adversarios políticos.

      La grave situación internacional que se presentaba, provocó la protesta del gobierno colombiano, ante lo que el Perú, decidido a respaldar a sus compatriotas, se negó a presentar las excusas del caso y decidió recurrir al empleo de las fuerzas armadas. Como medida de precaución el gobierno decidió movilizar al ejército hacia el norte, así como enviar una fuerza naval para reforzar los contingentes ubicados en la Amazonía.
      Sin embargo, los colombianos se habían adelantado enviando una expedición al mando del General Alfredo Vásquez Cobo, compuesta por varios transportes armados, la misma que se concentró en Belem Do Pará. Ante ello, el mando Naval peruano dispuso el envío del crucero Almirante Grau y los submarinos R-1 y R-2 los cuales conformaron la llamada Fuerza Avanzada del Atlántico.


      En adición a estas naves, el gobierno decidió enviar más refuerzos, y para ello se eligió al crucero Lima y al cazatorpedero Teniente Rodríguez a los que se unieron posteriormente los destructores Almirante Villar y Almirante Guise adquiridos a Estonia. Esta fuerza tenía la misión, en caso se desataran las acciones bélicas, de hostilizar la costa colombiana en el Caribe, detener el tráfico marítimo colombiano y atraer a la aviación de ese país, aliviando las operaciones en la amazonía y penetrar posteriormente en el Amazonas para desalojar a las fuerzas enemigas posesionadas de Leticia.

      Mientras que al Grau se le destinaba a operar en el Atlántico, al Bolognesi se le encomendaba la misión de patrullar conjuntamente con los submarinos R-2 y R-3, en la costa colombiana del Pacífico.

      Tras cruzar el Canal el 4 de mayo, la fuerza naval peruana, efectuó escala logística en Curazao, el día 8, luego en la isla Trinidad y finalmente arribaron a Pará en Brasil el 15 del citado mes, permaneciendo allí 10 días. Durante dicho lapso, ante la amenaza que representaban las fuerzas navales peruanas, la voluntad de los presidentes de ambos países así como por las gestiones de países amigos, las tensiones cedieron, motivo por el que sólo continuaron viaje a Iquitos el Lima y el Teniente Rodríguez. Una vez cumplida la misión, el resto de buques retornarían al Callao, y los dos nuevos destructores emprenderían la navegación hacia el Pacífico en abril de 1934.


      Saludos.
      La fuerza de un Ejercito no está en sus armas, sino en el coraje y valor de sus hombres

      Comentario


      • #4
        Para complementar:
        El Ejército inicia el siglo XX, con renovados u optimistas bríos. Se realiza entonces un proceso de regionalización militar, acorde con las necesidades integrales del país, dándose una renovación doctrinaría y académica en los centros de instrucción militar.
        Esta positiva acción de la misión Militar francesa, a la que se suma aportes de Alemania e Italia, así como el aporte de oficiales peruanos que habían estudiado en el extranjero, trajo como consecuencia las victorias militares obtenidas contra Colombia (1911 y 1932) y Ecuador (1941).
        Tomado de: Ejercito del Peru - Historia y Tradicion
        "It's not the strongest of the species who survive, nor the most intelligent, but the ones most responsive to change"
        Charles Darwing.
        editado 30-nov-05, 4:22 pm

        Comentario


        • #5
          Después de las versiones peruanas posteadas por Parachute y Lima, aquí les entrego las versiones colombianas de estos sucesos.

          ARTÍCULO DE LA REVISTA SEMANA(Colombia)

          El conflicto amazónico contra Perú afianzó, como tal vez nunca antes y pocas veces después, la unidad nacional colombiana.
          Por Alberto Donadío*


          Un puñado de peruanos rodeó la residencia del ministro de Colombia en las afueras de Lima el sábado 18 de febrero de 1933 después del discurso del general Luis Miguel Sánchez Cerro, presidente del Perú. A las 10 de la noche, este monigote había dicho por radio: "Nuestros adversarios sabrán lo que significa atacar al Perú". Media hora más tarde, ante las amenazas de los merodeadores, abandonaron la casa situada en el número 502 de la avenida de Chorrillos, la hija del embajador, Beatriz Lozano Simonelli, de 12 años, y su esposa Elena Simonelli Ratti, peruana de familia italiana y emparentada con Achille Ratti, en ese momento papa Pío XI. El ministro, Fabio Lozano y Lozano, accedió a retirar el escudo de Colombia, por solicitud de un guardia peruano.

          Luego llegaron centenares de asaltantes, muchos de ellos de los clubes sanchezcerristas. Gritaban "Abajo Colombia" y "Muerte a Olaya Herrera". Entraron a la legación y destrozaron los cristales, las ventanas y los muebles, demolieron a piedra un piano, despedazaron un perrito del hijo del ministro, robaron las joyas, las alfombras, la platería y los cuadros. Lozano se escondió en un cuarto con llave. Cuando la turba lo localizó, saltó por una ventana y se refugió en un rincón del sótano, donde lo encontró con una linterna a las 3 de la mañana el prefecto de Lima.

          El asalto a la legación -tal vez la única ocasión en que ha sido saqueada una misión diplomática colombiana- fue la respuesta peruana a la recuperación colombiana de Tarapacá. El 14 de febrero aviones peruanos atacaron la flotilla naval organizada con extraordinaria celeridad por el general Alfredo Vázquez Cobo a raíz de la toma de Leticia el primero de septiembre de 1932. El mismo día 14, Vázquez Cobo intimó rendición a los peruanos que ocupaban este puerto sobre el río Putumayo. Los peruanos huyeron sin oponer resistencia y las fuerzas colombianas recuperaron Tarapacá el 15 de febrero. En Bogotá, por cuenta del ataque de la aviación, el presidente Enrique Olaya Herrera rompió relaciones diplomáticas con el Perú ese mismo día
          .

          El comienzo de la guerra

          Civiles peruanos se habían tomado Leticia seis meses atrás, azuzados por el dueño de un ingenio que desde la entrega del trapecio a Colombia en 1930 tenía que pagar derechos de aduana para exportar el azúcar a Iquitos, su único mercado. Sánchez Cerro convirtió una ocupación privada y comercial en invasión peruana al enviar tropas que ocuparon Leticia y Tarapacá y derogar unilateralmente el tratado Lozano-Salomón que había zanjado la cuestión de fronteras entre los dos países. El tratado de 1922 fue obra de Fabio Lozano Torrijos, ministro de Colombia en Lima, y padre de Lozano y Lozano.

          Aunque aprobado por los congresos de ambos países, el tratado fue rechazado de facto en el Perú, país que ha mantenido pleitos fronterizos -y varias guerras- con todos sus vecinos (Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia y Brasil), salvo con el océano Pacífico. El rechazo fue mayor en Loreto, el departamento amazónico, no solamente porque los peruanos fueron los primeros colonos del trapecio sino porque fueron los asesinos peruanos de la Casa Arana quienes para la conquista del caucho sometieron a los indios del Putumayo a un estado de esclavitud por cuenta de la Casa Arana de Julio César Arana, que aún hoy sigue siendo considerado héroe nacional en el Perú.

          Arana, un vendedor de sombreros panamá, llegó a ser con su conquista del Putumayo en las postrimerías del siglo XIX, lo que hoy se llamaría uno de los grandes empresarios latinoamericanos, pues el caucho era el oro negro del momento.


          Nacionalismo

          Los colombianos fueron inicialmente indiferentes a la invasión. Pero cuando el 17 de septiembre de 1932 el gobierno peruano se opuso a que las cañoneras colombianas apostadas en el Putumayo se trasladaran a Leticia, el clima cambió y el patriotismo se desbocó. Laureano Gómez, el jefe de la oposición, exclamó en el Senado: "Paz, paz, paz en lo interior. Guerra, guerra, guerra en la frontera contra el enemigo felón". El estudiante de derecho Enrique Caballero Escovar pregonó que los universitarios persignarían el cielo con la cruz de acero de los aviones de guerra.

          El Tiempo dijo haber recibido el día 19, 10.000 cartas de adhesión a la recuperación de Leticia y los estudiantes desfilaban con sus maestros por las calles de Bogotá cantando: "Sánchez Cerro morirá y Colombia vencerá". Se aprobó un empréstito de 10 millones de dólares que sirvió para financiar la flotilla de Vázquez Cobo y se fundieron miles de argollas nupciales, donadas en todo el país, por iniciativa del ingeniero huilense César García Álvarez, que lanzó la idea en una carta a los diarios El Tiempo, El Espectador, El Diario Nacional, El País y Mundo al Día. Las argollas fundidas pesaron 400 kilos de oro.

          Sánchez Cerro creía que Colombia no podía defenderse. A la ausencia de vías terrestres se sumaba la virtual inexistencia de una marina militar y la gran distancia entre el trapecio y los puertos atlánticos. El equilibrio de fuerzas cambió cuando a finales de diciembre de 1932 Vázquez Cobo arribó a la desembocadura del Amazonas con una flota de barcos viejos que adquirió en Europa. En 90 días Colombia organizó una respetable respuesta militar, una proeza para la época. Herbert Boy y otros aviadores alemanes y colombianos de la Scadta adaptaron sus aviones comerciales como improvisada fuerza aérea.

          Olaya no autorizó la reconquista de Leticia con la flota naval porque en el puerto había más tropas peruanas que en Tarapacá y porque a diferencia del Putumayo, en el Amazonas solamente una ribera era colombiana y la otra, brasileña. En cambio, la reconquista de Tarapacá era una victoria garantizada.

          La recuperación de Leticia se abrió paso poco después con el asesinato de Sánchez Cerro el 30 de abril de 1933. Al salir de un discurso en el hipódromo de Lima, donde afirmó: "Yo como miembro viril del Ejército Peruano..." le disparó un joven cocinero aprista.

          Su sucesor, el general Óscar Benavides, se reunió 15 días después en Lima con el jefe del Partido Liberal, Alfonso López Pumarejo, que viajó con sus hijos Fernando y Alfonso. El Perú reparó la casa de la legación, destruida en febrero, y aceptó entregar Leticia a una comisión de la Sociedad de Naciones, que permaneció un año.

          Colombia y el Perú se reunieron luego en Río de Janeiro para pactar la paz. En el protocolo que se firmó, el Perú reconoció que "deplora sinceramente (...) los acontecimientos ocurridos a partir del primero de septiembre de 1932, que perturbaron sus relaciones con Colombia". Recuperó su vigencia el tratado Lozano-Salomón y la asamblea de Boyacá rebautizó el municipio de La Paz, con el nombre de Paz de Río, en recuerdo de la paz alcanzada en la entonces capital del Brasil.

          El conflicto amazónico afianzó, como tal vez nunca antes y pocas veces después, la unidad nacional colombiana. En un país que ha vivido en guerras civiles y conflagraciones internas, el conflicto con el Perú fue para Colombia el único enfrentamiento bélico exterior del siglo XX, aparte del contingente de tropas enviado a Corea.

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