A las 7 y 45 AM del 9 de enero de 1881, se presentó la división Barboza por la Pampa Grande (donde hoy están las areneras, La Musa, la laguna de La Molina y La Planicie), con más de 2000 hombres de las tres armas y con 4 piezas de artillería de campaña. Su propósito era hacer una finta, que hiciera creer a los peruanos que se intentaría flaquearlos por ese lado del dispositivo de defensa de Lima. Estas fuerzas habían salido el día anterior de Pachacámac y llegado a través del angosto camino de la quebrada de Manchay (15 kms aprox.), sin encontrar ningún obstáculo en el mismo, fuera de las fallidas "bombas automáticas" (minas AP) que Piérola había mandado sembrar y recién el 6 de enero se habían terminado de instalar.
Las fuerzas peruanas en presencia en ese sector estaban al mando del coronel Mariano Vargas, jefe superior militar de La Rinconada de Ate desde el 4 de enero, y constaban de la columna PACHACÁMAC, al mando del coronel temporal Manuel Miranda (hacendado de la zona), con 160 y tantos hombres de infantería cívica armados de viejos rifles minié, un pelotón de 30 y tantos hombres llamado "compañía guerillera" al mando del mayor temporla Francisco Vergas y montados en aguilillos (¿caballos de paso?), 100 hombres a pie de la primera brigada de caballería al mando del teniente coronel Gurmecindo Herrada (sólo 25 estaban armados) y 50 montados de la tercera (parece que sólo 25 al mando del mayor Arguedas entraron en acción). A la retaguardia estaba la batería del Cerro de Vásquez con piezas de grueso calibre. Además se contaba como obra defensiva con una línea de defensa tendida a 100 metros de la casa hacienda de La Rinconada, que cerraba todo el acceso al valle de Ate, pues estaba flanqueada a ambos lados por sólidas prominencias donde se planeaba instalar artillería. Vargas empezó la obra el 5 de enero y el 11 debía estar concluida; contó con la dirección del capitán de ingeniería Lucas Pedraza, quien usó a la tropa de la columna PACHACÁMAC a falta de peones o unidades de ingeniería. La línea consistía de una zanja de 2 metros de ancho por 1 y medio de profundidad, y de un parapeto de sólida piedra de cantería ubicado un metro detrás de la zanja, capaz de cubrir completamente a los soldados. Más o menos seguría una recta entre lo que hoy son el cementerio de La Planicie y el parque del cañón de La Rinconada. Vargas solicitó al EMG artillería, aparatos eléctricos, alambres y peones de construcción, para acelerar los trabajos y robustecer la defensa con piezas de artillería de montaña en las elevaciones y de campaña en el llano, tras la línea de defensa, y con una red de minas (más propiamente cargas de demolición, porque expllotarían a voluntad); lamentablemente estos pedidos fueron desatendidos o llegaron a destiempo.
Vargas tuvo noticia de la venida de la división enemiga a eso de las 5am (más de 2 horas antes de que se trabase el combate), que confirmó por la detonación de algunas "bombas automáticas" (minas AP), y por más que pidió refuerzos a la Reserva, estos no se movilizaron sino hasta muy tarde. Mientras tanto los chilenos ganaron sin oposición las alturas de la línea de defensa, flanqueándola por derecha e izquierda. Iniciaron el atque con fuego de artillería, y posteriormente la caballería abrió fuego desde las alturas. La columna PACHACÁMAC resistió por 2 horas hasta que a caballería flanqueó por el cerro de Melgarejo (o Huaquerone) y amenazó con caer por la espalda de la línea peruana, con lo que Vargas, para impedir que su tropa fuera acuchillada sin misericordia, dio la orden de retirada. En esas circunstancias hizo su aparición la brigada de caballería del comandante Millán Murga, que participó así en la última media hora del combae. El enemigo se apoderó de la hacienda Melgarejo (actual sede central del Banco de Crédito del Perú), del cerro de la Hacienda la Molina (debe ser el que hoy divide los distritos de Surco y La Molina) y persiguió a los dispersos del PACHACÁMAC y de los 50 hombres montados de la tercera brigada de caballería, operación en la que tomó varios prisioneros. Vargas se refugió en Vásquez.
Se cuenta que en algún punto del combate, el coronel Miranda hizo soltar a sus 300 toros de lidia, únicos en el Perú por entonces, con cuya estampida entraron en pavor los chilenos.
Al avanzar la división enemiga a la haciendas de La Molina y Melgarejo, penetró en el sector de tiro de las piezas de la batería de Vásquez, que inmediatamente rompió fuegos con todo éxito, pues la caballería enemiga volteó bridas, dejando en tierra muertos (2 oficiales y un soldado), heridos (15) o golpeados y 3 prisioneros. En Melgarejo el enemigo capturó al mayordomo inglés , ingeniero Murphy, quien había trabajado en el tendido de la línea del ferrocarril, por lo que tenía planos de toda la zona y dio datos precisos sobre la ubicación y número de las fuerzas peruanas.
Así, hacia la 1pm del 9, el enemigo se retiró por la Pampa Grande.
Del lado peruano hubo 7 muertos, incluso un oficial, y ocho heridos.
En su parte de combate, Vargas destacó el valor de Miranda, Herrada, Murga, Aguedas, Pedraza y el mayor Vivanco y a todos los jefes y oficiales de la columna PACHACÁMAC.
Saludos desde Lima
Las fuerzas peruanas en presencia en ese sector estaban al mando del coronel Mariano Vargas, jefe superior militar de La Rinconada de Ate desde el 4 de enero, y constaban de la columna PACHACÁMAC, al mando del coronel temporal Manuel Miranda (hacendado de la zona), con 160 y tantos hombres de infantería cívica armados de viejos rifles minié, un pelotón de 30 y tantos hombres llamado "compañía guerillera" al mando del mayor temporla Francisco Vergas y montados en aguilillos (¿caballos de paso?), 100 hombres a pie de la primera brigada de caballería al mando del teniente coronel Gurmecindo Herrada (sólo 25 estaban armados) y 50 montados de la tercera (parece que sólo 25 al mando del mayor Arguedas entraron en acción). A la retaguardia estaba la batería del Cerro de Vásquez con piezas de grueso calibre. Además se contaba como obra defensiva con una línea de defensa tendida a 100 metros de la casa hacienda de La Rinconada, que cerraba todo el acceso al valle de Ate, pues estaba flanqueada a ambos lados por sólidas prominencias donde se planeaba instalar artillería. Vargas empezó la obra el 5 de enero y el 11 debía estar concluida; contó con la dirección del capitán de ingeniería Lucas Pedraza, quien usó a la tropa de la columna PACHACÁMAC a falta de peones o unidades de ingeniería. La línea consistía de una zanja de 2 metros de ancho por 1 y medio de profundidad, y de un parapeto de sólida piedra de cantería ubicado un metro detrás de la zanja, capaz de cubrir completamente a los soldados. Más o menos seguría una recta entre lo que hoy son el cementerio de La Planicie y el parque del cañón de La Rinconada. Vargas solicitó al EMG artillería, aparatos eléctricos, alambres y peones de construcción, para acelerar los trabajos y robustecer la defensa con piezas de artillería de montaña en las elevaciones y de campaña en el llano, tras la línea de defensa, y con una red de minas (más propiamente cargas de demolición, porque expllotarían a voluntad); lamentablemente estos pedidos fueron desatendidos o llegaron a destiempo.
Vargas tuvo noticia de la venida de la división enemiga a eso de las 5am (más de 2 horas antes de que se trabase el combate), que confirmó por la detonación de algunas "bombas automáticas" (minas AP), y por más que pidió refuerzos a la Reserva, estos no se movilizaron sino hasta muy tarde. Mientras tanto los chilenos ganaron sin oposición las alturas de la línea de defensa, flanqueándola por derecha e izquierda. Iniciaron el atque con fuego de artillería, y posteriormente la caballería abrió fuego desde las alturas. La columna PACHACÁMAC resistió por 2 horas hasta que a caballería flanqueó por el cerro de Melgarejo (o Huaquerone) y amenazó con caer por la espalda de la línea peruana, con lo que Vargas, para impedir que su tropa fuera acuchillada sin misericordia, dio la orden de retirada. En esas circunstancias hizo su aparición la brigada de caballería del comandante Millán Murga, que participó así en la última media hora del combae. El enemigo se apoderó de la hacienda Melgarejo (actual sede central del Banco de Crédito del Perú), del cerro de la Hacienda la Molina (debe ser el que hoy divide los distritos de Surco y La Molina) y persiguió a los dispersos del PACHACÁMAC y de los 50 hombres montados de la tercera brigada de caballería, operación en la que tomó varios prisioneros. Vargas se refugió en Vásquez.
Se cuenta que en algún punto del combate, el coronel Miranda hizo soltar a sus 300 toros de lidia, únicos en el Perú por entonces, con cuya estampida entraron en pavor los chilenos.
Al avanzar la división enemiga a la haciendas de La Molina y Melgarejo, penetró en el sector de tiro de las piezas de la batería de Vásquez, que inmediatamente rompió fuegos con todo éxito, pues la caballería enemiga volteó bridas, dejando en tierra muertos (2 oficiales y un soldado), heridos (15) o golpeados y 3 prisioneros. En Melgarejo el enemigo capturó al mayordomo inglés , ingeniero Murphy, quien había trabajado en el tendido de la línea del ferrocarril, por lo que tenía planos de toda la zona y dio datos precisos sobre la ubicación y número de las fuerzas peruanas.
Así, hacia la 1pm del 9, el enemigo se retiró por la Pampa Grande.
Del lado peruano hubo 7 muertos, incluso un oficial, y ocho heridos.
En su parte de combate, Vargas destacó el valor de Miranda, Herrada, Murga, Aguedas, Pedraza y el mayor Vivanco y a todos los jefes y oficiales de la columna PACHACÁMAC.
Saludos desde Lima
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