Tuve la posibilidad de visitar al Huascar. Me emocionó especialmente su interior. Están muy bien identificadas las dependencias de la nave en función de su servicio en la Armada Peruana.
Hoy es una suerte de santuario: lo primero que recibe al visitante es una placa que invita al respeto por todos aquellos que cayeron en él. Especialmente Prat, Grau y Thompson.
Me emocionó apreciar los camarotes minúsculos de Ferré, Aguirre, Carvajal y otros... a ambos costados de la cámara de oficiales. (Cada camarote tiene una placa que identifica al oficial peruano que lo ocupó).
Me sorprendió el gran espacio ocupado por la capilla, en comparación con otros espacios. Y, sobre todo, me sorprendió la cámara de Grau, con su antesala (donde lo imaginé bebiendo un brandy con sus oficiales), su pequeño escritorio y su litera.
El camarote donde murió Serrano, en el castillo de popa...
Una anécdota: cuando lo visité, lo hice en un día de semana (andaba en la zona por trabajo), por lo que había muy poca gente. Entre los visitantes, subió un padre con su hijo, de no más de diez o doce años. Al llegar al lugar donde cayó Grau, marcado con una placa, le ordenó a su hijo descubrirse (el día estaba soleado, y las gorras abundaban). El niño no entendía nada, pero obedeció.
Le encontré toda la razón al padre: ese buque hoy sólo invita al respeto. Por Grau, Ferré, Prat, Serrano, Aldea y tantos más.
Bonita experiencia.
Saludos.
PS: Es curioso constatar que Prat cayó a no más de dos metros de donde lo harían Grau y Ferré con posterioridad (tal vez exagero, y no habría más de un metro) . En fin.
Hoy es una suerte de santuario: lo primero que recibe al visitante es una placa que invita al respeto por todos aquellos que cayeron en él. Especialmente Prat, Grau y Thompson.
Me emocionó apreciar los camarotes minúsculos de Ferré, Aguirre, Carvajal y otros... a ambos costados de la cámara de oficiales. (Cada camarote tiene una placa que identifica al oficial peruano que lo ocupó).
Me sorprendió el gran espacio ocupado por la capilla, en comparación con otros espacios. Y, sobre todo, me sorprendió la cámara de Grau, con su antesala (donde lo imaginé bebiendo un brandy con sus oficiales), su pequeño escritorio y su litera.
El camarote donde murió Serrano, en el castillo de popa...
Una anécdota: cuando lo visité, lo hice en un día de semana (andaba en la zona por trabajo), por lo que había muy poca gente. Entre los visitantes, subió un padre con su hijo, de no más de diez o doce años. Al llegar al lugar donde cayó Grau, marcado con una placa, le ordenó a su hijo descubrirse (el día estaba soleado, y las gorras abundaban). El niño no entendía nada, pero obedeció.
Le encontré toda la razón al padre: ese buque hoy sólo invita al respeto. Por Grau, Ferré, Prat, Serrano, Aldea y tantos más.
Bonita experiencia.
Saludos.
PS: Es curioso constatar que Prat cayó a no más de dos metros de donde lo harían Grau y Ferré con posterioridad (tal vez exagero, y no habría más de un metro) . En fin.
Comentario